Ciudad de Guatemala, (Prensa Latina) La violencia sexual deja hoy graves consecuencias para la salud y el bienestar de las niñas en Guatemala, con dos mil 289 casos registrados en 2023, un aumento contra el año anterior.
Un análisis de enero a diciembre del pasado período anual evidenció 62 mil 306 nacimientos en el país de mujeres menores de 19 años, 60 mil 17 entre 15 y 19, mientras el resto tenía de 10 a 14, algo que busca frenar el nuevo Gobierno.
Estos últimos casos son considerados violaciones, precisó el Observatorio de Salud Sexual y Reproductiva (OSAR), que reportó dos mil 187 en 2022.
Alta Verapaz, este departamento capital, Huehuetenango, Quiché, San Marcos, Quetzaltenango y Suchitepéquez son los que reportan más niñas violadas embarazadas, reveló la entidad.
La directora de OSAR, Mirna Montenegro, reiteró que las características de los casos son diferentes en cada zona.
«En Alta Verapaz las niñas (10-11 años) muchas veces son embarazadas por capataces de fincas, un familiar cercano o vecino, es decir, no tiene pareja», describió.
Mientras que, en Huehuetenango, en la mayoría, las niñas tienen una pareja, joven, como ella, explicó.
La vicepresidenta de Guatemala, Karin Herrera, exhortó la víspera a dejar de lado el miedo y delatar a señalados por hechos que atentan contra la dignidad de mujeres, niñas y adolescentes.
Al relanzar las Unidades móviles para la prevención de los delitos de violencia sexual, explotación y trata de personas (Univet), en la ciudad de Cobán, Alta Verapaz, coincidió en que es necesaria la suma de todos los esfuerzos.
Anunció que, inicialmente, se trabajará en 48 municipios distribuidos en el que se encontraba, Quetzaltenango, Chiquimula, Petén, Guatemala, Huehuetenango y San Marcos.
Herrera agregó que es importante concientizar a menores de edad en situación de vulnerabilidad para prevenir y castigar estas transgresiones.
La representante de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados, Bessem Obenson, entidad que trajo la propuesta de las Univet al país, consideró esencial cambiar los patrones habituales.
Organizaciones vinculadas con las políticas de salud reproductiva comentaron que el problema no es la «maldad intrínseca» de los varones machistas, sino un comportamiento formativo milenario reproducido día a día.
Algunas de estas lanzaron en toda la nación la campaña «Cuidemos a la niñez», enfocada en concientizar a la población sobre la protección del abuso sexual infantil.
Los promotores subrayaron, por otro lado, que miles de niñas y niños se ven obligados a migrar acompañados o no a México y Estados Unidos, aunque su viaje implique violencia, abuso, discriminación y trata de personas.
Informes oficiales indicaron más de 50 mil embarazos no deseados en niñas y adolescentes cada año en Guatemala.
