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Observan por primera vez un virus adherido a otro

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Observan por primera vez un virus adherido a otro

Un equipo de investigación de universidades estadounidenses observó por primera vez un virus adherido a otro. Este descubrimiento, único en su tipo, tuvo lugar después de que un laboratorio informara que la muestra de ADN de un virus, que el grupo investigativo de la Universidad de Maryland, condado de Baltimore, (UMBC) envió a secuenciar, estaba contaminada con material genético de otro virus extraño.

¿Contaminación o golpe de suerte?

Ante la duda, el líder del grupo de la UMBC, Ivan Erill, volvió a enviar otra muestra a secuenciar, pero obtuvo resultados idénticos. La secuencia que esperaban obtener correspondía a un virus bacteriófago o fago (que infecta células bacterianas). Sin embargo, «en lugar de simplemente encontrar eso, también encontramos una pequeña secuencia, que no se correspondía con nada de lo que sabíamos», comenta Erill.

Los análisis bioinformáticos posteriores revelaron que estaban en presencia de un virus satélite y su virus auxiliar. Los virus satélites dependen no solo de su organismo hospedero para completar su ciclo de desarrollo, sino que también requieren de otro virus, el ayudante, explica Erill. El virus satélite necesita ayuda del otro para construir su cubierta protectora o para ayudarlo a multiplicar su ADN. Estas relaciones virales requieren que el satélite y el ayudante estén cerca uno del otro.

La pista de la ausencia de un gen clave

La mayoría de los virus satélites contiene un gen que les permite integrarse en el material genético de la célula anfitriona después de su ingreso a ella. Este gen permite que el satélite se reproduzca cada vez que el virus ayudante ingrese a la célula. Sin embargo, el virus satélite de la UMBC, denominado MiniFlayer, es el primer caso conocido de un satélite sin gen de integración. «Este satélite ha estado sintonizando y optimizando su genoma para asociarlo con el ayudante durante, diría yo, al menos 100 millones de años», señala Erill.

Debido a que el MiniFlayer no puede integrarse por sí solo en el ADN de la célula huésped, este debe estar al menos temporalmente cerca de su ayudante, llamado MindFlayer, cada vez que este ingresa a una célula hospedera, si quiere multiplicarse.