El dirigente del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), Pablo Román, afirmó que «la situación de Ucrania respecto a Rusia, debe de servir de espejo a los dominicanos, ante la invasión pacífica de la que hemos sido víctima en nuestro territorio, por parte de inmigrantes haitianos, después de la salida del poder de Joaquín Balaguer».
Considera que uno de los principales retos que tienen las actuales autoridades gubernamentales, encabezadas por el Presidente Luis Abinader, es volver a la mano de obra dominicana en sectores neurálgicos de la economía nacional, como son la construcción y la agricultura, en los cuales predomina la mano de obra haitiana.
Calificó como antipatriotas aquellos que defienden en las redes sociales, los intereses haitianos, como si fueran propios y llaman radicales, a aquellas voces que como las del Presidente del PRSC, Ing. Federico Antun Batlle, han expresado con razón, su gran preocupación por una situación que nos afecta a todos, que es la realidad de que actualmente los dominicanos somos presa fácil de los haitianos, en nuestro territorio.
Román reconoció los grandes esfuerzos hechos por el actual gobierno, en materia de migración, destacándose como principal ejecutoria, el inicio de la construcción de la verja perimetral en la frontera dominico-haitiana, calificando esta obra como un hecho sin precedentes para salvaguardar la soberanía nacional.
Estima que es hora de crear muchas más políticas públicas, para que el dominicano vuelva a trabajar en labores que ha dejado de hacer en su país, para realizarlas en el extranjero.
Si nos fijamos bien, lamentablemente muchos de los logros enunciados y proyectos a futuro en términos de desarrollo económico, por el Presidente de la República en su rendición de cuentas, tiene un gran lazo que nos ata a la mano de obra haitiana, como consecuencia de una política de migración totalmente irresponsable, por parte de las pasadas administraciones gubernamentales.
Román dijo que los dominicanos nos hemos adaptado, sin ningún recelo, a que los haitianos construyan los edificios y luego son los celadores, los que siembran los alimentos y los venden en las calles, así como las domésticas que atienden los dominicanos en los hoteles.
