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    La pobreza, caldo de cultivo para el oportunismo político

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    ¡Hola! Ya vieron el título de este escrito, lo que indica que como es un tema sensible, expulsado por el cerebro, en complicidad con las manos de este «tecleador», que les tiene acostumbrados a que al escribir lo hace coqueteando lo más cerca posible de la verdad, o de mi verdad.

    Debo anticiparme, de que quiero indemnizar del contenido a aquellos políticos que «han tenido» que fotografiar y grabar a quienes ellos «ayudan»; en razón a que por no hacerlo antes han sido víctimas de francotiradores y talibanes mediáticos, imputándole que no hacían nada por el hecho de no aparecer evidencias fotográficas o fílmicas, en donde «obligan» a que el beneficiario de esa «ayuda» tire al fango su dignidad, exponiendo al público la necesidad, al fracturar de esa manera su intimidad.

    Antes, es importante que visitemos a Wikipedia para que definamos qué es la pobreza:

    La pobreza, es la situación o condición socioeconómica de la población que no puede acceder o carece de los recursos para satisfacer las necesidades físicas y psíquicas básicas que permiten un adecuado nivel y calidad de vida; tales como: la alimentación, la vivienda, la educación, la asistencia sanitaria o el acceso al agua potable.

    Como pudimos ver, en ese escenario de carencias se abre una brecha «interesante» para aquellos que se venden como mesías o salvadores, y que profanan la verdad al mostrarse como la única vía que tiene «el anfitrión del hambre y la necesidad» para resolver sus carencias.

    No es nuevo lo que escribo, ni tampoco le es extraño a ustedes, pues la pobreza, desde antes de Cristo, ha sido un elemento de frecuencia en la exclusión social; sin embargo ha habido variantes en este siglo, sobre el trato hacia los pobres.

    Ahora la pobreza se ha convertido en un caldo de cultivo para el oportunismo político, ya que es más cómodo para aquellos individuos que ejercen la política como medio de subsistencia, pues ya no es tan necesario cultivarse intelectualmente para persuadir a los votantes de que posee las condiciones para administrar la cosa pública; ¡ya poco importa eso!. Ahora, en el escenario de carencia lo que prima es el dinero.

    En consecuencia, el hecho de tener «cuarto» le otorga un rango social, que coquetea con los partidos políticos a tal grado, que hasta lo postulan a cualquier puesto electivo. Por desgracia terminan, por lo regular, siendo exitosa la elección del dicho personaje; en razón a que consiguen ofertantes de lo que salen a comprar, ¡votos!

    Ese método ha generado que se industrialice la actividad política, creando a su vez expertos comerciantes en dicha lides, llegando a desarrollar un finísimo «olfato» para detectar quiénes, cómo y cuántos necesitan «ayudas» de un candidato, convirtiéndose de esa manera en «asesores de asuntos sociales».

    Los asesores de asuntos sociales, tienen como tarea principal convencer a la población de la nobleza, bondad, desprendimiento y humanidad de quien aspira a una posición electiva. Es quien se encarga de nombrar a los coordinadores barriales, que fungen como enlaces con las juntas de vecinos o líderes comunitarios. Esos «coordinadores barriales» son los que identifican cuáles son las personas que por estar sumidos en la pobreza suelen caer en la desesperación al estar en el terreno arcilloso de los problemas, ya sea de salud o de deudas.

    Son éstos los aliados, por excelencia, del oportunismo político; ya que se aprovechan de tales condiciones para canjear «la solución» del problema, por el voto del patrocinado.

    ¿Ya lo ven? ¡Una tremenda industria! la de negociar con la necesidad del desarropado, pero para que se den esos factores deben existir la pobreza, como al efecto existe. Generándose de esa manera un terreno fértil para hacer de LA POBREZA UN CALDO DE CULTIVO PARA EL OPORTUNISMO POLÍTICO.

    ¡Hasta la próxima!