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Allá si son un peligro: deportación de haitianos en Bahamas

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Allá si son un peligro: deportación de haitianos en Bahamas

Por José Gregorio Cabrera

El pasado 24 de noviembre del 2014, el mundo se despertó con la noticia de que el gobierno de Bahamas había emitido una nueva regulación migratoria cuyo principal objetivo era la reducción de la afluencia inesperada de inmigrantes ilegales.

Como consecuencia de la entrada en vigencia de dicha legislación, las fuerzas armadas de Bahamas iniciaron la ejecución de redadas masivas; durante las mismas todo aquel que no tenía la documentación probatoria de su estadía legal en dicho país era conducido a centros de detención donde debían esperar un veredicto de tribunales competentes para ser repatriados a su país de origen.

Al leer la noticia, la cual fue cubierta por medios tan prestigiosos como el Miami Herald, el New York Times, el Washington Post, entre otros, hubo dos detalles que llamaron poderosamente mi atención:

1) La brutalidad de las imágenes donde se veían a niños de hasta 3 años arrancados de los brazos de sus madres para ser llevados a los centros de detención

2) El hecho de que la gran mayoría de estos migrantes detenidos eran de nacionalidad haitiana

Estos detalles llamaron mi atención, ya que como dominicano he sido testigo de excepción de cómo, a pesar de tener una política migratoria excesivamente permisiva, nuestra nación ha sido víctima de una campaña de presión articulada por por una comunidad internacional a la cual le resulta más conveniente buscar un chivo expiatorio que colaborar con una solución efectiva para el problema haitiano.

Al ver esas imágenes desgarradoras, pronostiqué que la reacción de la comunidad internacional no se haría esperar, imaginé a los líderes del Caricom desgarrando sus vestiduras y a los CEO’s de las ONG’s de siempre pidiendo la condena en organismos internacionales del gobierno de Bahamas, sus acciones y hasta sus funcionarios.

Pero para mi sorpresa los días y semanas pasaron y mis predicciones no se cumplieron. Ninguna ONG denunció a Bahamas por delitos de lessa humanidad, ningún gobernante de Caricom alzó su voz a favor de los haitianos en la OEA o cualquier otro foro internacional, Amnistía Internacional no publicó una alerta para que los turistas evitaran visitar tierra bahameña.

Más aún, los medios internacionales recogieron la noticia como algo normal y muchos expertos norteamericanos hasta justificaron dichas acciones en virtud del derecho de autodeterminación que tiene todo estado soberano sobre su sistema migratorio.

En definitiva, nada sucedió. Yo me preguntaba que arista había dejado fuera de mi análisis, que detalle no había tomado en cuenta al pensar que los paladines de la justicia y el equilibrio mundial saldrían a la defensa de sus victimas favoritas.

Esta incógnita se me aclaró durante mi última visita a Bahamas. Al ver el mapa de esta isla, entendí que la misma se encuentra a apenas unas 43 millas náuticas de distancia del estado de la Florida, Estados Unidos de América.
Aún más, al ver el inmenso flujo de embarcaciones de recreo que llegan diariamente desde la florida a los puertos de dicha isla, entendí claramente que para los Estados Unidos y la integridad de su territorio constituye un inmenso peligro tener un asentamiento haitiano a apenas dos horas de navegación de distancia.

A lo anteriormente expuesto, debemos agregar que a partir del terremoto de 2010, el gobierno de los Estados Unidos agregó a Haití dentro de la lista de países con Estatus de Protección Temporal (o TPS por sus siglas en inglés). ¿Qué significa esto? que todo haitiano que llegue a suelo norteamericano se le concede un alivio temporal de deportación y se les da permiso de trabajo hasta que expire su designación de TPS, que para el caso de Haití ha se ha extendido hasta el 22 de enero de 2016.

Hasta la fecha, cerca de 58.000 haitianos que califican para esta concesión se han beneficiado de la misma, llevando a unos 800 mil la población total de haitianos registrados en dicha nación y representando así el 1.5% de la población total de extranjeros que vive en los Estados Unidos.

Al incluir estos elementos nuevos en el análisis pude entender claramente porqué mis predicciones no se cumplieron. Porqué a pesar del hecho de que justo ayer fui testigo de como se realizó en Nassau una redada donde los inmigrantes eran trasladados como ganado, nadie ha dicho nada ni nadie dirá nada: Porque allá, tan cerca de su «patrio de recreo», si son un grave peligro.

El pasado 24 de noviembre del 2014, el mundo se despertó con la noticia de que el gobierno de Bahamas había emitido una nueva regulación migratoria cuyo principal objetivo era la reducción de la afluencia inesperada de inmigrantes ilegales.

Como consecuencia de la entrada en vigencia de dicha legislación, las fuerzas armadas de Bahamas iniciaron la ejecución de redadas masivas; durante las mismas todo aquel que no tenía la documentación probatoria de su estadía legal en dicho país era conducido a centros de detención donde debían esperar un veredicto de tribunales competentes para ser repatriados a su país de origen.

Al leer la noticia, la cual fue cubierta por medios tan prestigiosos como el Miami Herald, el New York Times, el Washington Post, entre otros, hubo dos detalles que llamaron poderosamente mi atención: 1) la brutalidad de las imágenes donde se veían a niños de hasta 3 años arrancados de los brazos de sus madres para ser llevados a los centros de detención y 2) el hecho de que la gran mayoría de estos migrantes detenidos eran de nacionalidad Haitiana.

Estos detalles llamaron mi atención, ya que como dominicano he sido testigo de excepción de cómo, a pesar de tener una política migratoria excesivamente permisiva, nuestra nación ha sido víctima de una campaña de presión articulada por por una comunidad internacional a la cual le resulta más conveniente buscar un chivo expiatorio que colaborar con una solución efectiva para el problema haitiano.

Al ver esas imágenes desgarradoras, pronostiqué que la reacción de la comunidad internacional no se haría esperar, imaginé a los líderes del Caricom desgarrando sus vestiduras y a los CEO’s de las ONG’s de siempre pidiendo la condena en organismos internacionales del gobierno de Bahamas, sus acciones y hasta sus funcionarios.

Pero para mi sorpresa los días y semanas pasaron y mis predicciones no se cumplieron. Ninguna ONG denunció a Bahamas por delitos de lessa humanidad, ningún gobernante de Caricom alzó su voz a favor de los haitianos en la OEA o cualquier otro foro internacional, Amnistía Internacional no publicó una alerta para que los turistas evitaran visitar tierra bahameña.

Más aún, los medios internacionales recogieron la noticia como algo normal y muchos expertos norteamericanos hasta justificaron dichas acciones en virtud del derecho de autodeterminación que tiene todo estado soberano sobre su sistema migratorio.

En definitiva, nada sucedió. Yo me preguntaba que arista había dejado fuera de mi análisis, que detalle no había tomado en cuenta al pensar que los paladines de la justicia y el equilibrio mundial saldrían a la defensa de sus victimas favoritas.

Esta incógnita se me aclaró durante mi última visita a Bahamas. Al ver el mapa de esta isla, entendí que la misma se encuentra a apenas unas 43 millas náuticas de distancia del estado de la Florida, Estados Unidos de América.
Aún más, al ver el inmenso flujo de embarcaciones de recreo que llegan diariamente desde la florida a los puertos de dicha isla, entendí claramente que para los Estados Unidos y la integridad de su territorio constituye un inmenso peligro tener un asentamiento haitiano a apenas dos horas de navegación de distancia.

A lo anteriormente expuesto, debemos agregar que a partir del terremoto de 2010, el gobierno de los Estados Unidos agregó a Haití dentro de la lista de países con Estatus de Protección Temporal (o TPS por sus siglas en inglés). ¿Qué significa esto? que todo haitiano que llegue a suelo norteamericano se le concede un alivio temporal de deportación y se les da permiso de trabajo hasta que expire su designación de TPS, que para el caso de Haití ha se ha extendido hasta el 22 de enero de 2016.

Hasta la fecha, cerca de 58.000 haitianos que califican para esta concesión se han beneficiado de la misma, llevando a unos 800 mil la población total de haitianos registrados en dicha nación y representando así el 1.5% de la población total de extranjeros que vive en los Estados Unidos.

Al incluir estos elementos nuevos en el análisis pude entender claramente porqué mis predicciones no se cumplieron. Porqué a pesar del hecho de que justo ayer fui testigo de como se realizó en Nassau una redada donde los inmigrantes eran trasladados como ganado, nadie ha dicho nada ni nadie dirá nada: Porque allá, tan cerca de su «patrio de recreo», si son un grave peligro.

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Data obtenida del Censo de 2012 publicado por el Bureau de Censos de Estados Unidos.