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    Juan Bosch: ¿santo o político?

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    Me permito iniciar el presente artículo, compartiendo con ustedes lo que escuché varias veces a mi padre decir: «Para hacer lo correcto no hay que ser un santo». He querido iniciar con esa frase, porque ciertamente, al pasar el tiempo y al haber acumulado la experiencia de tratar con personas de ideologías políticas y de distintas religiones, he podido comprobar que lo dicho por «el viejo» es verdad.

    En el camino de la vida me he topado con personas que se venden como santos y actúan como demonios, y de igual manera, aparecen personas «malas» y resultan ser muy nobles.

    Aunque no se corresponda, en modo alguno, lo que escribí como introducción con el accionar de quien protagoniza este tema, lo he traído a colación porque precisamente los mortales solemos «santificar» a aquellas personas que cumplen cabalmente con las normas establecidas en la sociedad.

    ¡Así es!, un ejemplo de que sacamos de «lo normal» a quien hace lo normal, son los famosos «reconocimientos», por ejemplo:

    a) Reconocemos al funcionario público que hace el trabajo para el cual le pagan
    b) Reconocemos al policía que evita que atraquen a un ciudadano
    c) Al médico que salva la vida de un paciente
    d) A los padres que cumplen con sus responsabilidades paternas
    e) Al maestro que educa, a sabiendas de que en algún momento participara en huelgas, paralizando la docencia por no haberle pagado a tiempo su salario, etc. etc.

    Aclaración necesaria: no es que lo antes expuesto sea malo, ni mucho menos que me oponga a ello, sino que es típico que mostremos al paradigma de forma equivocada. Es decir, creo que resulta mejor mostrar como humano a esos ejemplos, ya que al santificarlos los elevamos tanto que hasta los hacemos inalcanzables e inimitables en su accionar.

    Juan Bosch: ¿Santo o Político?

    En lo referente al profesor Juan Bosch, ha sido tanto el endiosamiento a su figura de parte de algunos políticos, que han hecho prácticamente imposible que de forma paradigmática, humanamente hablando, se le pueda alcanzar.

    ¡Yo creo que es un grave error!, pues humanizándolo podemos hacer ver que cualquier hombre que respete las normas establecidas para la sana convivencia en la sociedad, puede llegar a ser igual que él. Que basta sólo dedicarnos al estudio, ser ético y apegado a los valores y principios.

    ¡Bosch era humano!

    El propio Prof. Juan Bosch no aceptaba adulaciones, siempre quiso, es más, exigía, que se le tratara como a cualquier hombre, por eso se destaca esa actitud de él como la de un hombre humilde.

    El dirigente político Max Puig, en un artículo escrito en la revista ¡Ahora!, del 11 de noviembre del 2001, al referirse al profesor Bosch destaca lo siguiente: «Cargado de lauros, Don Juan no se aisló en torre de marfil. Fue sencillo, humilde y siempre estuvo atento a los que de él quisieron aprender, no sucumbió a los desvaríos ante los que termina mucha gente. No le cegaron la fama ni el dinero».

    Y de parte de este humilde tecleador, recuerdo el testimonio de uno de sus escoltas, de rango coronel (No recuerdo su nombre), en un encuentro realizado en la Biblioteca República Dominicana, en donde también estuvo Doña Carmen Quidiello Viuda Bosch, Barbarita Bosch, entre otros; él narraba la experiencia de lo que le marcó como un ferviente admirador del profesor Bosch.
    ¿Qué dijo ese coronel sobre Bosch?

    Con lágrimas de emoción y de nostalgia, el coronel dijo: «En una ocasión, mientras hacía mi servicio en la entrada de la casa del presidente dominicano Prof. Juan Emilio Bosch Gaviño, sentí una mano en mi hombro izquierdo y cuando volteo veo que es Don Juan. Me puse nervioso porque escuché que él era «jodón», por lo que pensé dentro de mí ¿Y qué pasó? ¿Qué hice?; sin embargo, me tranquilizó un poco cuando me habló de una forma dulce y sencilla, diciéndome: «Ven a desayunar, que preparé unas tortillas de huevos. No podía creerlo, en mi experiencia militar nunca había visto a un funcionario de su nivel hacer lo que él hizo conmigo, pero lo que más me sorprendió fue verle fregar los trastes, eso, amigos, me marcó para el resto de mi vida».

    Como podemos observar, a través de su conducta o comportamiento (incluyendo sus rabietas y errores), Don Juan enviaba un afanoso mensaje de que lo trataran como lo que era, un ser humano.

    ¿Quién fue Juan Bosch?

    Juan Emilio Bosch Gaviño, nombre completo del profesor, nacido en La Vega, República Dominicana, el 30 de junio del 1909. Él era como todos los niños que crecen en un hogar organizado y estable. Como los que se forman dentro de personas que anteponen sus principios y valores por encima de sus intereses personales.

    Don Juan hereda el temple de su abuelo don Juan Gaviño, quien según se destaca en un interesante ensayo escrito en el desaparecido periódico El Siglo, titulado «Juan Bosch, su vida», cuando el abuelo del profesor Bosch estaba agonizando mandaron a buscar al padre Fantino, cura párroco de La Vega en aquella fecha del 9 de diciembre de 1925, para que este le llevara la comunión y le tomara «la confesión de sus pecados».

    Una vez llega el padre Fantino ante el moribundo abuelo de Bosch, este le dice a Don Juan Gaviño: «Don Juan, vengo para que confiese sus pecados», y Gaviño, haciendo un gran esfuerzo para que su voz fuera bien escuchada, respondió al cura:»No tengo nada que confesar, fui un hombre que cruzó por la vida tratando de actuar dentro de sus convicciones, fui buen hijo, fui buen padre, fui buen hermano, fui buen amigo y no he hecho nada de lo que tenga que arrepentirme». Después, pocas horas antes de morir, Juan Gaviño llamó a su nieto Juan Emilio Bosch Gaviño, que entonces tenía 16 años y era el segundo hijo de Ángela Gaviño y José Bosch, y le dijo: «No llores, Juanito ¿qué sería de los pinos nuevos, si los pinos viejos no cayeran nunca? piensa que no podrían crecer, no tendrían espacio».

    El profesor Juan Bosch fue un ejemplo porque fue hombre y un paradigma porque existió e hizo lo que las normas establecen que debemos hacer todos los mortales, para tener el mundo al que anhelamos todos los seres humanos, aun hasta en nuestro subconsciente.

    ¡Juan Bosch el político!

    ¿Ya vieron? Juan Bosch fue un hombre como ustedes, como yo,
    que consagró su vida a los estudios. Que siguiendo los pasos de su abuelo don Juan Gaviño, fue un autodidacta. También Bosch fue un prolifero escritor. ¡Un hombre coherente con lo que decía y con lo que hacía!
    Un mortal que dedicó su vida a construir ideas y acciones que cerraran la gran brecha entre ricos y pobres, idealizando o creando programas sociales que permitieran dignificar a todos los seres humanos, de una manera equitativa e incluyente.

    Arquitecto de dos de los principales partidos políticos de la República Dominicana: el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) y el Partido de la Liberación Dominicana (PLD).

    Que siendo presidente de la República demostró que cuando se va al Estado a servir se logran grandes transformaciones en el orden social e institucional.
    También certificó con sus acciones, de que la política es la más hermosa y noble de las ciencias, tal como lo dijo el patricio Juan Pablo Duarte.

    Juan Bosch demostró que se puede dignificar el ejercicio de la política sin dejar de ser un simple mortal, que asuma con firmeza que se puede ser un político que se convierte en paradigma, sin que sea necesario de que se le tilde de santo.

    Por eso, humildemente entiendo, que para lograr inculcar los ideales boschistas, es mejor mostrarlo como el hombre político, que convertirlo en alguien inimitable e inalcanzable al santificarlo.
    ¡Hasta la próxima!