Tres enclaves de las fuerzas estadounidenses presentes ilegalmente en el nordeste de esta nación árabe fueron atacados hoy con cohetes y drones, lo que provocó pérdidas materiales sin registrarse bajas en el personal.
Medios de prensa locales informaron que un bombardeo con proyectiles apuntó contra la base del ocupante norteamericano establecida en el aeropuerto agrícola de Kherab Jir en el municipio de Yaroubieh en la provincia de Hasakeh.
Las fuentes agregaron que fueron alcanzados los hangares de los vehículos militares, mientras sonaron las sirenas y se evacuaron los uniformados hacia los refugios.
Otra acción con drones kamikazes tuvo como blanco las fuerzas del Pentágono desplegados en el campo petrolero de Al-Omar en la provincia de Deir Ezzor.
El ataque apuntó contra una batería de defensa antriaérea y una sala de reuniones, y tras el bombardeo, las militares estadounidenses y su milicia mercenaria Fuerza Democráticas de Siria patrullaron los alrededores del enclave.
Mientras tanto, drones impactaron en las instalaciones del campo gasífero de Konico en la misma gobernación de Deir Ezzor, donde un garaje de vehículos Bradley fue alcanzado.
El ataque se produjo durante un entrenamiento de las fuerzas ocupantes con un sistema antiaéreo Patriot en la base.
Aún no hubo un pronunciamiento por parte de ninguna entidad que reiveindica las acciones que suelen ser reivindicadas por la Resistencia Islámica Iraquí, aliada del ejército sirio en la lucha contra el terrorismo y la ocupación.
La referida entidad asegura que sus acciones forman parte del enfoque de resistencia al ocupante y en respuesta al apoyo estadounidense al genocidio que comete Israel contra el pueblo palestino en la Franja de Gaza.
De acuerdo con funcionario cercanos al Departamento de Defensa de Estados Unidos, desde el 7 de octubre de 2023, los ataques contra las bases norteamericanas causaron la muerte de tres soldados mientras otras 143 personas resultaron heridas, nueve de gravedad.
Washington mantiene unas 15 bases en territorio sirio sin el consentimiento del Gobierno de Damasco, ni la aprobación de las Naciones Unidas.
Siria denunció repetidamente esta presencia, la que calificó de ocupación, y aseguró que la actuación de los militares estadounidenses en el territorio nacional incentiva la actividad terrorista y apunta a desestabilizar al país y saquear sus riquezas.
