Inicio Sin categoría La necesidad de replantearnos la forma de hacer «política»

    La necesidad de replantearnos la forma de hacer «política»

    290

    Por Humberto Salazar                            [email protected]

    Además de una ley de partidos políticos y una ley electoral, en la República Dominicana tendremos que replantearnos el por qué y para que existen nuestros partidos políticos.

    Así como para qué sirven los políticos que los componen en sus diversas categorías estructurales.

    Max Weber escribió en su famosa charla «El Político y el Científico» lo siguiente: «Tres cualidades para el político: pasión, sentido de la responsabilidad y mesura».

    «Pasión es el sentido de la posibilidad, de la entrega apasionada a una causa, al dios y al demonio que la gobierna, no todo se arregla con pasión, por muy sincera que esta sea.

    «La pasión no convierte a nadie en político».

    «Para ello se necesita mesura, capacidad de jugar, que la realidad actúe sobre uno sin perder el reconocimiento y la tranquilidad, es decir, para guardar la distancia con los hombres y las cosas».

    «El problema es precisamente el de cómo puede conseguirse que vayan juntas: las mismas almas de la pasión ardiente y la mesurada frialdad. La política se hace con la cabeza y no con las vísceras para la toma de las mejores decisiones».

    ¿A cuántos de los que llamamos políticos en República Dominicana podríamos aplicarles este concepto del extraordinario pensador alemán?

    Lo que hemos vivido en los últimos años es el crecimiento exponencial de los que asumen la actividad política en los partidos políticos como su única forma en una sociedad donde el triunfo económico es el único norte de su existencia.

    Entonces qué mejor que invadir los espacios reservados para los políticos, para desde ahí hacer fama y fortuna, y por lo tanto acceder a la tan anhelada riqueza, solo que se hace través de la administración de los fondos públicos, que en definitiva son recursos  de todos.

    Esto quiere decir que el que pugna detrás de una posición pública, sin sentido de responsabilidad, y esa mezcla de pasión por cumplir con una causa colectiva, con la debida racionalidad para sostener sus posiciones como forma de beneficiar al bien común, puede ser cualquier cosa menos un político.

    Y este es uno de los graves problemas que se avizoran en el panorama político de la República Dominicana, los partidos han sido invadidos por una horda de seres llenos de ansiedad por la riqueza al vapor, el exhibicionismo inútil, lo fatuo y la superficialidad de pensamiento, mientras el mundo que nos rodea se hace cada vez más complejo y exigente.

    En esta misma campaña electoral, hemos vivido como la oposición se ha quedado sin argumentos, frente a un Partido de la Liberación Dominicana que trata internamente reencontrarse consigo mismo, con sus ideas y sus compromisos estratégicos.

    No puede ser una causalidad que en menos de 24 horas la semana pasada tanto el Presidente de la República, en su comparecencia en la Cámara Americana de Comercio, como el presidente del PLD, Leonel Fernández, se hayan referido al tema de los partidos políticos en dos enfoques diferentes pero complementarios.

    Por el lado de Danilo, este ratificó su pedido al bloque del PLD, que es mayoría en en Congreso Nacional, para que apruebe si mas tardanza la Ley de Partidos Políticos, que debe ser el marco jurídico que de una vez y por todas imponga reglas al interior de las organizaciones que son el vehículo de la expresión popular en la democracia.

    El país no puede seguir dándose el lujo de eternizar cúpulas partidarias «electas» por «asambleas» amañadas, y peor aún, recibiendo cientos de millones de pesos para su funcionamiento del presupuesto nacional, sin ningún tipo de control ni supervisión ninguna.

    Y en el caso de Leonel, este dio unas declaraciones donde describió lo que debe ser la meta de alguien que se dedique a la política, que no puede ser simplemente llegar a  un cargo público.

    Dentro de poco será imposible para el país cargar con toda la superestructura de gobierno que se ha construido a nivel nacional, pero sobretodo local subdividiendo el territorio nacional en pequeños espacios para conformar un gran  botín para los políticos.

    El que se dedica a la política en forma profesional, de alguna manera llega a vivir de esta actividad, pero el objetivo no puede ser llegar a manejar fondos públicos para hacerse rico y lucrarse del Estado, que es de todos, esto no hay país que lo soporte.

    Casi llegamos al fin de esta campaña electoral que ha conducido a las elecciones de mayo del 2016, la agenda post electoral debería ya estar pensada, continuar con los planes y proyectos de gobierno del PLD para consolidar la etapa de progreso que comenzó en el año 2004 y plantearnos modificar el comportamiento al interior de los partidos políticos.