Por Humberto Salazar [email protected]
Con la proclamación en el día de ayer del Presidente Danilo Medina oficialmente como candidato a la reelección por parte del Partido de la Liberación Dominicana, se cierra una de las etapas más difíciles de esa organización política, desde que se convirtió en el partido más numeroso del país.
Un largo proceso que vio como sus figuras principales se tranzaban en una lucha sin cuartel, culminó con la imagen de toda su dirección nacional, encabezada por el expresidente Leonel Fernández, rodeando al candidato-presidente en un apoyo que no deja dudas sobre el resultado de las próximas elecciones.
Decimos esto, porque solo la división del PLD podía poner en peligro la continuidad en el poder de esa organización política, y sobre este supuesto, transitaban los planes de una oposición dispersa y desintegrada como medio para resucitar sus posibilidades en los próximos tres meses y medio de campaña electoral.
Hay que alabar la madurez y sentido de cuerpo de la más alta dirección del PLD, que supo poner a un lado la dureza de los discursos, el enfrentamiento conceptual sobre la reforma constitucional, los planteamientos radicales y la ruptura de relaciones primarias entre compañeros de partido, para dar continuidad al proyecto de nación encabezado por esa organización política.
En su discurso del día de ayer, el presidente de la República quiso dar sentido de continuidad a su obra de gobierno, cuando reconoció que el punto de partida de todo lo que se ha avanzado en el país se fundamenta en el éxito de los gobiernos de Leonel Fernández y que el pase de la antorcha hacia su persona, ha logrado que sigamos avanzando.
Y cuando Danilo hablaba en estos términos, en nuestro caso rememorábamos cuando en 1996 el país decidió tomar el Nuevo Camino, representado por los entonces jóvenes herederos de Juan Bosch en el PLD, la vuelta atrás por la que caminamos hacia el precipicio en el año 2000, y el regreso al Progreso que no se ha detenido desde el 2004 hasta la fecha.
Se podría estar o no de acuerdo en algunas de las políticas públicas que han desarrollado los diversos gobiernos peledeístas, solo que no hay dudas que resulta imposible ocultar que la República Dominicana de hoy día es más grande, mas rica, más progresista y más fuerte que hace 20 años.
Entonces hubiera sido una irresponsabilidad y un contrasentido poner en peligro todo lo que hemos logrado como país, por diferencias personales u objetivos divergentes desde el punto de vista grupal, era más que necesario consolidar la unidad del partido hegemónico de la alianza multi-partidaria que ha sido responsable de cinco triunfos electorales consecutivos.
Al final los hombres y las mujeres que participamos en la vida pública seremos juzgados por la historia en base a nuestros hechos, y en el caso de los que acceden a la presidencia de la República, la más grande responsabilidad que puede asumir cualquier ciudadano, su mayor preocupación debería estar centrada en realizar un ejercicio de poder que sume positivo en ese juicio del que ninguno se librará.
Por encima de las diferencias partidarias, grupales y personales, está el interés de la nación, razón de ser de las agrupaciones políticas en la democracia, excelente ejemplo de unidad en el PLD, ahora junto a Danilo y Leonel es seguro que “vamos por mas”.
