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    Danilo: no solo de pan vivirá el hombre (y la mujer)

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    Humberto Salazar
    Humberto Salazar

    Por Humberto Salazar                    [email protected]

    En la tarde del viernes, mientras muchos de nosotros sudábamos con los embotellamientos de tránsito que caracterizan la época, el presidente de la República Danilo Medina se presentó de sorpresa en uno de los sectores más pobres del cordón de miseria que rodea la capital.

    Un visita sorpresa a «Las Cañitas», un barrio tradicional de la zona norte de la ciudad, donde viven miles de personas en una condiciones de marginalidad y pobreza que son un ejemplo de cómo nuestro país, como el resto de América Latina, ha creado escenarios de desigualdad que es necesario enfrentar.

    El origen de estos barrios, que se remonta a la primera expansión de la ciudad después de la muerte de Trujillo, es paralelo al desarrollo de la ciudad de Santo Domingo, su crecimiento vertical y que la Primada de América se convirtió en la fuente de provisión de empleos más importante del país.

    De pronto en los años 60, la República Dominicana descubrió que podría ser urbana, y en solo 50 años pasamos de ser un país de producción agrícola, con industrias tan importantes como la de la caña como columna vertebral de  nuestra economía, a ser una nación con miles y miles de campesinos convertidos en «chiriperos» que tomaron sus pocos enseres y sus familias para mudarse a las orillas de los ríos que bordean la capital.

    Ahí, como en el sector de «Las Cañítas», viven en condiciones infrahumanas, mientras hacia el polígono central de nuestra ciudad, habitamos los privilegiados de esta sociedad, ingiriendo comidas y bebidas del primer mundo, asumiendo costumbres importadas y disfrutando de la vida sin darnos cuenta de que a nuestro alrededor crecen las condiciones que en un momento terminará abruptamente con nuestro estilo de vida.

    Por esto hay que saludar la primera visita sorpresa del Presidente Medina a un barrio de la capital, sobre todo a ese cordón de miseria marginal y exclusión social que se única en la orilla oeste de la ciudad, barrios como Las Cañitas, La Ciénaga, Guachupita, 27 de Febrero, La Zurza, y todos los que rodean con su pobreza los ríos Isabela y Ozama, deben ser mostrados con toda su crudeza, y que mejor que la presencia de Danilo para recordarnos a los capitaleños la deuda social que cargamos sobre nuestros hombros.

    «No solo de pan vivirá el hombre» dijo Jesús, refiriéndose a que se necesita algo más que llenar el estomago para considerar que una persona está viva, es decir, el ser humano es integral y, además de comida, necesita llenar una serie de espacios vitales que van desde una vivienda digna, un trabajo decente, momentos para el ocio y la diversión y, nosotros le agregaríamos que en sentido general vivir en una sociedad que le brinde oportunidades.

    Las visitas sorpresa a los barrios de las grandes ciudades del país son un tema más complicado que las que se hacen a los productores agrícolas, ya que estas se han centrado en escuchar de primera mano los problemas para producir que tienen los campesinos organizados, para conceder créditos con tasas blandas de interés y asesoría para la producción y comercialización de sus productos.

    Si vemos atentamente las fotos de lo que hizo el presidente ayer, veremos cómo está rodeado de casuchas construidas en medio del caos que caracteriza al que hizo dueño de un pedazo de tierra sin criterio urbanístico alguno, se ve claramente una escalera hecha de forma rústica que sería a forma de como los que viven en esos lugares llegan a donde malviven y los materiales debajo de los que habitan esos, que también son nuestros compatriotas.

    Qué bueno que podamos ver mal es nuestra verdadera realidad y la cara de la miseria de una ciudad que a veces creemos que forma parte del mundo desarrollado, porque cada uno de nosotros se ha creado su propia burbuja donde intenta aislarse del mundo que lo rodea, manejando vehículos cuyo costo no cubriría lo que ganan familias enteras, viviendo en edificios como si fuéramos una ciudad del sur de la Florida, mientras damos la espalda a dominicanos y dominicanas que cada día abren los ojos rogando que no llueva para poder salir de sus hogares.

    El adelantamiento y transformación del cordón de miseria que visitó ayer sorpresivamente el Presidente Danilo Medina, que todos sabemos que está ahí, pero que casi nadie le hace caso pues ni en campaña electoral los candidatos se atreven a adentrarse en esos lugares, es una de las prioridades de esta Nación, tan necesitada de enfrentar la miseria y marginalidad que acogota a millones de nuestros compatriotas.

    El rescate y adecentamiento de la orilla del río Ozama debe ser una prioridad nacional a ver si de una vez y por todas entendemos que es imposible el desarrollo sin compartir la riqueza que producimos entre todos, y el reparto es una función de gobierno.

    No sabemos si la visita de ayer a Las Cañitas es parte de un programa que comenzará a implementar el gobierno, incluso el formato no fue el usual, pero la iniciativa es loable y debe ser apoyada.

    Es más, sería bueno que el Presidente se sentara a escuchar con paciencia a los que habitan los barrios de la capital y el gran Santo Domingo, después de todo constituyen más del 40% de la población y creemos que son muchas las cosas que tienen para decirle, aunque sabemos que por las condiciones económicas del mismo gobierno no es posible resolver un problema que se ha incubado por más de 60 años en corto tiempo.