Inicio Sin categoría Cristina, Dilma y Michelle: «mujeres al borde de un ataque de nervios»

    Cristina, Dilma y Michelle: «mujeres al borde de un ataque de nervios»

    314

     Por Humberto Salazar                    [email protected]

    Este es el título de una de las películas mas famosas del cineasta español Pedro Almodóvar, que narra las aventuras de una serie de mujeres y como las situaciones de stress a que se ven sometidas terminan haciendo mella en sus estados de ánimo.

    Tengo que rememorar este título para describir lo que esta ocurriendo en el cono sur, donde tres presidentas, Cristina Kirchner, Dilma Roussef y Michelle Bachelet se encuentran ahora mismo, una más que otra, metidas en tantos problemas que en algún momento llegaran al «ataque de nervios» de la película de Almodóvar.

    En la Argentina, Cristina Kirchner, está a punto de dejar la presidencia de su país, después de 12 años de los llamados años K, que inició con su hoy difunto marido en el año 2003, en medio de una crisis de gobernabilidad que llevó al caos al país mas austral del continente.

    Con sus altas y sus bajas, primero Néstor Kirchner y luego Cristina, mantuvieron en el gobierno a la facción radical del peronismo que ellos encabezaron, creando, como siempre sucede en la actividad política, aliados y adversarios, que ahora, cuando el próximo día 10 el poder cambie de manos, comenzará una era donde poco a poco se irán olvidando los años de la «era K».

    Lo que no se olvidará, son los desplantes que le está haciendo Cristina al presidente electo Mauricio Macri, porque parece que no ha podido manejar emocionalmente lo que seguro va a ocurrir, su salida de la Casa Rosada y la vuelta probable a la provincia de Santa Cruz en el lejano y despoblado sur argentino.

    A la que parece se le está cayendo la casa encima, es a la vecina de Cristina, la presidenta de Brasil Dilma Roussef, quien con solo un año en el poder, después de una cerrada segunda vuelta electoral que le permitió reelegirse, enfrenta ahora un juicio político en el congreso de su país, que podría causar su destitución por la vía constitucional.

    Y es que el escándalo «Lava Jato», la trama más grande y amplia de corrupción demostrada de que se tenga memoria en el mundo, se está llevando de encuentro a toda la clase política brasileña, y especialmente a los miembros del Partido de los Trabajadores (PT) del cual Dilma surge como la protegida del ex-presidente Luis Ignacio «Lula» Da Silva.

    Pero no solo es la crisis política, que cual fichas de dominó arrasa con figuras emblemáticas de todos los partidos políticos y una parte importante de la clase empresarial del gigante sudamericano, es que a esto se suma una profunda crisis económica estructural, que ha invertido el crecimiento de Brasil en solo 5 años.

    De un crecimiento de su PIB promedio de mas del 4% en la era de Lula y los primeros años de Dilma, ahora Brasil tiene proyectada una tasa de crecimiento negativa de casi un 3%, es decir, antes que crecer disminuye, con lo que esto significa para el tema de desempleo, política social, inflación y conflictos sociales.

    Lo cierto es que Dilma esta sentada en un barril de pólvora, al que el presidente de la Camara de Diputados, Eduardo Cunha, parece haberle encendido el fósforo al dar paso a la posibilidad de juicio político y sustitución.

    Por ultimo, Michelle Bachelet, la reelecta presidenta de Chile, una de las figuras políticas mas respetadas del continente, la mujer que se planteaba en su segundo mandato implementar una agenda progresista en uno de los países mas conservadores de América Latina, esta inmovilizada por un escándalo de corrupción que sucedió a las mismas puertas de su despacho.

    Chile es un país con un fuerte presidencialismo, donde el centro de la acción política se encuentra en la figura del o la presidenta, y en el caso de Bachelet, se encontró de frente con los negocios multimillonarios que estaba haciendo su hijo mayor Sebastián Dávalos, usando su influencia para obtener grandes ganancias económicas.

    Lo que sucede en Chile, es que se descubrió que Dávalos y su esposa, por lo tanto nuera de la presidenta, Natalia Compagnon, negociaron terrenos que costaban 10 millones de dólares y que, por medidas tomadas desde el gobierno de su madre, se revaluaron por encima de los 100 millones solo por el trafico de influencias.

    Bachelet, no solo ha tenido que pasar por la vergüenza de tener que entregar los equipos de cómputos que usaba su hijo en el mismo Palacio de la Moneda, en su calidad de Director Socio Cultural del gobierno, sino que hasta su teléfono móvil fue requerido por las autoridades judiciales, ademas de los allanamientos a la residencia de sus hijos y sus nietos.

    Sin que nadie demuestre que ella conocía lo que estaba haciendo su hijo, Michelle ha visto descender su tasa de popularidad hasta colocarse por debajo del 25%, algo nunca visto con un presidente miembro de la coalición de centro izquierda que ha gobernado Chile 22 de los 25 años de la era democrática post-pinochet.

    Y a esto se le suma la baja de los precios del cobre, principal producto de exportación de Chile, la disminución del crecimiento económico y los constantes terremotos que han afectado a esta parre del continente.

    Las tres, Cristina, Dilma y Michelle, la verdad es que deben estar «al borde de un ataque de nervios».