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    Matar policías: la última “moda” en RD

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    Ya la Policía Nacional tocó fondo. No soporta más degradación, más descrédito. Lo último es que en las redes sociales se está utilizando el apodo despectivo «policuentes» (policías delincuentes) para referirse a sus miembros.

    Antes sentía rabia al ver su titular, mayor general Manuel Castro Castillo y su vocero, Jacobo Mateo Moquete, diciendo que ha bajado el nivel de delincuencia, y que no hay degradación moral dentro de esa entidad.

    Ahora ya lo que siento es pena por su ignorancia. Desconocen que mientras no se reconozca la gravedad del problema, no se buscará una solución que favorezca a los policías; y los ciudadanos respetarán los agentes cuando comiencen a recibir un mejor trato.

    Siento lástima, porque mientras se empeñan en mentir descaradamente diciendo que tienen el control de la seguridad ciudadana, no pasa una o dos semanas sin que se ofrezca la triste noticia sobre el asesinato (o heridas) de uno, dos, tres policías o guardias. No pasa un día o dos sin que se difunda la información de que un agente está involucrado en un robo, atraco, violación, narcotráfico, secuestro, sicariato o cualquier abuso contra un ciudadano indefenso.

    Lo preocupante es que de forma alarmante se pone de «moda» agredir o asesinar a los agentes, y la sociedad permanece tranquila como si fuera algo normal. A los lectores que saquen la cuenta desde un tiempo hacia acá (y a partir de hora), sobre la frecuencia con que los delincuentes asesinan a los agentes de forma «natural». ¿Por qué ocurre esto? Pues está más que demostrado que aquí nadie está seguro: ni ricos, pobres, policías, empresarios, periodistas… Recuerden que un delincuente asaltó y luego asesinó a una oficial escolta de una hija del presidente Danilo Medina.

    La prensa registra frecuentemente el asesinato de guardias y policías por dos razones; la inseguridad en sentido general, y como dice la fiscal Yeni Berenice, en el 90% de los hechos delictivos están involucrados miembros de la Policía u otras agencias de seguridad estatal. Se da el caso de que son delincuentes persiguiendo delincuentes. ¿Cómo reaccionan las pandillas cuando se enfrentan a policías que ellos saben que son tan o más malhechores que ellos?

    El gobierno invierte poco en seguridad ciudadana. Es menester que el gobierno entienda que la inversión en seguridad es tan vital como educación y salud. Un pueblo no puede vivir sin el sosiego de la seguridad. Los turistas no visitan un país inseguro.

    No basta con cambiar los jefes de la Policía cuando se «calientan» por violaciones a los Derechos Humanos o incurren en acciones escandalosas. Estos no son el problema, son parte del problema en una estructura donde todo el mundo «se la va a buscar». Lo que menos importa es el servicio a los ciudadanos o el mísero salario de un policía. La mejor receta para frenar la corrupción es refundar la Policía, mejorando la condición de sus miembros, estos dan a la sociedad lo que recibe de ella.