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    Debate electoral

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     Por Nelson Encarnación                   [email protected]

    La participación conjunto de siete de los ocho candidatos a la jefatura del Estado que competirán en los comicios del próximo 15-M representa un esfuerzo importante en la línea de que en la República Dominicana se instituyan los debates como ocurre en la mayoría de los países donde se realizan comicios presidenciales con regularidad.

    Decimos participación conjunta pues no se trató propiamente de un debate presidencial como ha sido pedido reiteradamente por la sociedad dominicana y que la Asociación de Jóvenes Empresarios quiso auspiciar. Hay que decir que este primer intento no tuvo el impacto deseado por la ausencia del presidente Danilo Medina, la cual estuvo basada en su línea estratégica de campaña.

    Un debate como lo conocemos al estilo estadounidense, europeo y en países latinoamericanos, es algo más que el discurso solitario del candidato. Consiste en un sistemático pulso con réplicas y contrarréplicas, de forma que el exponente no se sirva con la cuchara ancha sin que nadie le rebata unos puntos de vista que ordinariamente versan sobre generalidades que tienden a confundir más que edificar.

    Sin embargo, vale reconocer este esfuerzo por ser el primero de su género, pero con la esperanza de que en la próxima ola de reformas que deberá seguir a las elecciones del mes entrante, los principales actores políticos incluyan el debate obligatorio para poner el país en sintonía con las demás naciones que tienen ese aspecto de manera rutinaria.

    Es oportuno, empero, hacer notar que en una sociedad como la dominicana, una de las más politizadas no solo en nuestra región sino en todo el mundo, no es verdad que el electorado se confunda porque no conozca las propuestas de los candidatos.

    Podríamos decir que, por el contrario, en el país hay un exceso de exposición pública de los aspirantes a todos los cargos de elección popular, principalmente a la Presidencia de la República, y si los ciudadanos no conocen las propuestas es porque no quieren y no por falta de debate.

    Recordemos que en nuestra nación no cesan las campañas electorales, pues no bien ha asumido el Presidente agosto cuando ya arrancan las aspiraciones para los inciertos comicios dentro de cuatro años. Es decir, aspirantes serios e incluso payasos políticos saturan a la población con ideas a veces disparatadas.