Jada Pinkett Smith ha brindado una íntima entrevista a People como parte de la promoción de su autobiografía Worthy, misma que llegará a las librerías el próximo 17 de octubre.
Uno de los aspectos que más ha llamado la atención de esta entrevista es que Jada confesó que ha estado separada de Will Smith desde hace siete años.
La actriz comenzó haciendo una reflexión sobre cómo conoció a Smith y cómo se volvió con el tiempo en una persona tan importante para ella, a tal grado que llegó a convertirse en una especie de droga de la que, hasta el día de hoy, “no se ha podido quitar de encima”.
“Una vez que conocí a Will, abandoné por completo mi salud mental. Estaba tan intoxicada por él y por nuestra dinámica. Realmente sentí que estaba curada (refiriéndose a su adicción al Prozac). Él se convirtió en la droga”, declaró Jada.
Con el paso de los años, la relación se volvió cada vez más complicada, pues si bien, Will fue un enorme apoyo para Jada, también se desarrolló una codependencia muy poco sana, y al final, decidieron separarse en 2016.
“Todavía lo estamos resolviendo. Hemos estado haciendo un trabajo muy pesado juntos. Simplemente sentimos un profundo amor el uno por el otro y vamos a averiguar cómo es eso para nosotros”, asegura Jada dando a entender que una reconciliación podría llegar tarde o temprano.
La declaración de Jada genera más preguntas que respuestas, sobre todo después de aquel 27 de marzo de 2022 en el que el mundo entero vio como Will Smith le propinaba una bofetada a Chris Rock después de que este hiciera una broma sobre la alopecia de Jada. Para entonces, Jada y Will llevaban seis años separados, pero en un esfuerzo por mantener las apariencias, llegaron juntos a los Oscar, y quizá en este deseo de mostrar que Will aún amaba profundamente a Jada, protagonizó uno de los momentos más incómodos en la historia de la premiación, finalizando con la ahora histórica frase “¡Mantén el nombre de mi esposa fuera de tu p*ta boca!”.
Pero antes de que el nombre de Jada Pinkett Smith estuviera en boca de todos gracias a los impulsos de su ex-esposo, la actriz ya estaba pasando por momentos muy difíciles. Alrededor de diez años antes de la infame bofetada, Jada pasó por una depresión tan profunda que ya estaba planeando su suicidio.
“Cuando cumplí 40 años, sufría mucho. No encontraba otra salida que la muerte. Así que hice un plan. Empecé a buscar lugares, acantilados donde pudiera tener un accidente, porque no quería que mis hijos pensaran que su madre se había suicidado”, confesó Jada a People.
¿Cómo logró superar esta difícil situación? A través de la ayahuasca, una droga ancestral famosa por “abrir” ciertos lugares de la mente en un esfuerzo por tener una percepción más clara de uno mismo.
Jada reveló que fueron amigos de su hijo Jaden quienes le hablaron de esta droga, y para su sorpresa, los resultados fueron extraordinarios.
