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Quezada uso una «violencia intensa» contra niño Gabriel, según perito médico

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Nicasio Marín, perito médico que ha realizado un informe sobre la muerte del niño Gabriel Cruz aportado por la acusación particular contra Ana Julia Quezada, única acusada por el asesinato del menor, ha afirmado que ésta usó una «violencia intensa y extensa» contra el pequeño.

«Saben ustedes que es a puerta cerrada, así lo ha decretado la magistrada (Alejandra) Dodero y lo vamos a cumplir y acatar pero puedo decirles que hemos aportado pruebas y evidencias de una violencia intensa y extensa», ha manifestado el perito a los medios tras declarar ante el juzgado popular que juzga a Quezada.

«El mecanismo de nariz, sálvame nariz y tapar la boca, es posiblemente una banalización, es banalizar y esto causa un victimismo, esto sí que causa un victimismo a la pobre madre (…) Una banalización que no es razonable y no es lógica», ha añadido.

Justo cuando Marín comenzaba su intervención ante los medios ha sido reclamado por la magistrada Dodero, insistiendo a partir de ese momento en que su intervención ha sido a puerta cerrada.

Con esto, Marín se refería al informe forense que determina que Gabriel murió al sufrir una «anoxia anóxica» tras una «asfixia mecánica por sofocación manual», en concreto una «oclusión extrínseca de los orificios respiratorios, fosas nasales y boca, sin contemplar, como mantiene la acusación, que la acusada pudiera haber golpeado y dejar «agonizando» al niño durante una hora.

Para Marín, el relato de los hechos es «terrible», por lo que considera que el informe que ha presentado es el «corazón del asunto», con una declaración ante el jurado que ha destacado por la «crudeza relatada de forma contundente y clara».

El informe de parte presentado por los abogados de los padres de Gabriel, Francisco y Miguel Ángel Torres, ahonda precisamente en el ensañamiento y en intentar demostrar que Quezada mató con una «frialdad estremecedora» el 27 de febrero del año pasado al pequeño.

Según el escrito de acusación de los letrados, una vez en la casa en la que tuvo lugar la muerte, ubicada en «un paraje desértico y apartado del núcleo urbano», Quezada se aprovechó del «escenario que la acusada se había procurado respecto al niño» y comenzó a «golpearlo reiteradamente, con violencia y con un objeto contundente».

Afirman que Gabriel quedó «aturdido por la violencia de los golpes y por la superioridad física de la acusada» e insisten en que «aún en ese estado, podría haber sido reanimado de haberse solicitado asistencia médica».

Añaden que siguiendo con su «propósito criminal» y al ver que «seguía respirando», le tapó la nariz y la boca hasta provocarle la muerte, insistiendo en que desde que lo golpeó y hasta este momento pasaron entre 45 y 90 minutos en los que se «podía haber rescatado la vida» del pequeño.

Por su parte, el estudio criminalístico de los médicos forenses, incluido en el sumario al que ha tenido acceso Efe, señala que la muerte del niño se produjo entre las 15:30 y las 16:30 horas del 27 de febrero del 2018, poco después de que supuestamente se produjese su desaparición en Las Hortichuelas Bajas, en Níjar (Almería).

Los forenses indican que la oclusión extrínseca de los orificios respiratorios se produce de forma accidental con mayor frecuencia y mucho menos en casos «de etiología homicida como el que nos ocupa», añadiendo que en estos últimos existe por lo general una «gran desproporción de fuerzas.

También destacan que en el cadáver del niño eran «muy llamativos los signos generales de asfixia». Agencias