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    Laudato si (alabado sea): El ser humano se está suicidando

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    Humberto Salazar
    Humberto Salazar

    Por Humberto Salazar                               [email protected]

    El que precede es el título de la primera encíclica del Papa Francisco y en su contenido refleja la profunda preocupación del Sumo Pontífice sobre el cambio climático y el calentamiento global, que es a su vez el tema de la cumbre mundial que se está celebrando en la ciudad de París hasta el día 10 de diciembre.

    Un total de 195 países, mas de 100 jefes de Estado y de Gobierno, las voces de autoridades a nivel mundial que han estudiado este problema durante años, expertos que han advertido los peligros que acechan a un mundo cada vez más egoísta, donde lo primero es la solución individual y mucho después la respuesta a un gran problema colectivo.

    En voz de nuestro presidente Danilo Medina, se escuchó sobre los peligros que acechan a la región del Caribe, de la cual formamos parte, porque una de las consecuencias del cambio climático producido por el calentamiento de los océanos es la generación de tormentas con una fuerza destructiva hasta ahora desconocida y la inundación marítima de las costas.

    Ahora, ¿de qué se trata todo esto? ¿Por qué tanta preocupación sobre un tema que hasta hace pocos años ni siquiera se mencionara?.

    La respuesta está en las palabras de Papa Francisco; de seguir con el aumento de la temperatura del mundo por el llamado efecto de los gases de invernadero, lo que está haciendo la humanidad es cometiendo un suicidio colectivo, que está ocurriendo en nuestra época y nuestras narices.

    En esto han coincidido el Presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, y el Papa Francisco, cuando dicen que esta es la última generación que podrá hacer algo para salvar al planeta de las terribles consecuencias de un modelo económico, que se fundamenta en la producción de bienes de consumo y crecimiento sin tener en cuenta que el desarrollo debe ser amigable y protector del medio ambiente.

    El calentamiento de global, como lo establece el Papa en su encíclica, es obra de la actividad de los seres humanos, por lo tanto para su control se debe llegar a un acuerdo mundial, en que todos participen en la solución, que no será fácil, pero que sin que esto exista la catástrofe seria de dimensiones inimaginables para todo el planeta.

    Imaginemos un mundo donde los países se peleen por el agua potable, ya que será un bien escaso; con tormentas con vientos sobre los 400 o 500 kilómetros por hora, la extinción de especies animales y plantas.

    En lo que a nosotros respecta, el deshielo de los casquetes polares aumentará el nivel de los océanos y, en el caso de la República Dominicana, zonas bajas, como  gran parte de la costa norte de la isla quedarían bajo las aguas del mar, desapareciendo comunidades enteras y disminuyendo, en la realidad la superficie de tierra donde habitamos.

    Es de eso que se está hablando en París, a pesar del atentado de hace muy poco tiempo, el gobierno de Francia mantuvo la convocatoria por la importancia del tema, ya que de seguir por donde vamos es claro que las próximas generaciones no señalarán como los responsables de la destrucción de gran parte del planeta.

    La parte más critica de la advertencia del Papa en su encíclica Laudato Si, es cuando señala a la sociedad occidental de ser la culpable de crear una sociedad donde prima el ¨consumismo inmoral¨ que ha llevado a una degradación del medio ambiente fruto de la actividad de los seres humanos.

    Y planteó el Papa que urge la sustitución de los combustibles fósiles como base de la producción de energía, especialmente el cabrón, que es el más contaminante de todos; los derivados de hidrocarburos y en menor medida el gas natural.

    Para nosotros, el Papa Francisco vuelve a la raíz que dio origen a la Doctrina Social de la Iglesia hace más de un siglo, cuando critica acremente a una sociedad moderna donde existe un desbalance entre los países desarrollados y los que están en vías de desarrollo.

    Para Francisco los países desarrollados tienen una deuda con los que están en vías de desarrollo, porque han explotado sus recursos naturales para mantener un crecimiento económico basado en el consumo infinito de un planeta con recursos finitos.

    A esto es que se enfrentan los Jefes de Estado y de gobierno que se encuentran en Francia en estos momentos, un desafío que parece insoluble, y por esto, antes de subir al avión que lo llevaba de regreso a Roma de su viaje por el centro de África, el Papa declaró no estar seguro de si la cumbre COP21, que así se denomina la reunión de París, tendrá algún resultado positivo, lo que si llamó es a un ¨ahora o nunca¨ a los líderes mundiales, porque según el Papa el calentamiento climático pone al mundo “al borde del suicidio”.