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    Caín y Abel: el primer asesinato de la historia

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    Humberto Salazar
    Humberto Salazar

     Por Humberto Salazar                    [email protected]

    El hombre se unió a su esposa Eva. Ella quedó embarazada y dio a luz a su hijo Caín, y dio: «Ya tengo un hijo varón, el Señor me lo ha dado». Después dio a luz a Abel, hermano de Caín. Abel se dedicó a criar ovejas, y Caín se dedicó a cultivar la tierra.

    Pasó el tiempo y un día Caín le llevó al Señor una ofrenda producto de su cosecha: También Abel llevó las primeras y mejores crías de sus ovejas. El Señor miró con agrado a Abel y su ofrenda, pero no miró así a Caín y su ofrenda, por lo que Caín se enojó muchísimo y puso muy mala cara. Entonces el Señor le dijo: ¿por qué te enojas y pones tan mala cara?, si hicieras lo bueno podrías levantar la cara; pero como no lo haces, el pecado está esperando el momento de dominarte. Sin embargo tu puedes dominarlo a él.

    Un día Caín invitó a su hermano Abel a dar un paseo, y cuando los dos estaban ya en el campo, Caín atacó a su hermano Abel y lo mató. Entonces el Señor le preguntó a Caín:

    ¿Dónde está tu hermano Abel?

    Y Caín contestó: no lo sé, ¿acaso es mi obligación cuidar de él?

    Este es el relato del primer asesinato de la historia que recoge el libro del Génesis, cuando ocurre un asesinato, una muerte violenta, los seres humanos nos preguntamos que motivos llevan a otro ser humano a quitarle lo mas preciado que tiene: la vida misma.

    Generalmente un asesinato es fruto de accesos de ira o enojo, los cuales no podemos controlar y los impulsos de hacer daño a nuestro semejante se adueña de nosotros llegando a cometer actos impensables de los cuáles muchas veces nos lamentamos.

    El resentimiento y la amargura llenaron el corazón de Caín, lo mismo que ocurre con nosotros que somos sus descendientes cuando dejamos que sean estos sentimientos los que empujen nuestras acciones irreflexivas que determinan muchas veces el futuro de nuestras vidas.

    No sabemos exactamente porque Dios prefirió la ofrenda de Abel, lo que si conocemos es que la reacción de Caín fue enfurecerse, quizás pensando que Dios era injusto, se ensañó contra su hermano porque dejó que sus acciones fueran dominadas por los celos y la envidia.

    Los celos nos hacen reaccionar pensado que lo que alguien tiene debería ser nuestro, que no tiene derecho de poseer tanto y que nosotros tengamos tan poco, mientras la envidia es el deseo de que nuestro prójimo no debería tener nada.

    Después de este asesinato, los hombres hemos sido condenados a luchar contra estos sentimientos, ¿qué lleva a un hombre al extremo de matar a otro hombre?, pues una mezcla de todo esto, la capacidad de hacer daño dentro de nosotros mismos contra nuestros semejantes es infinita.

    Estas reflexiones son un acercamiento para referirme a los absurdos acontecimientos ocurridos en Fedomu, que le costaron la vida a Juan De los Santos, Archie de Jesús Medina y Luis Esmerlin Feliz Feliz; disparos de arma de fuego en manos de un civil, ira y enojo incontrolada, han provocado una tragedia que enluta a varias familias, deja huérfanos a más de diez niños y tres viudas que lloran a sus maridos.

    A Juancito lo conocí hace más de 15 años, cuando comenzaba su participación política al lado del hoy Presidente Danilo Medina, siempre cortés, atento y conversador, estuvimos juntos el pasado día 6 en la tarima donde fue juramentado como candidato nueva vez a la alcaldía de Santo Domingo Este.

    En ese momento me abrazó y me dio las gracias por acompañarlo, lo más que puedo decir desde la distancia, es que me parecía una persona humilde y un hombre bueno, víctima hoy de la ira descontrolada de uno de sus conocidos, que armado, lo agredió en su propia oficina de trabajo.

    Paz a su alma y consuelo a sus familiares.