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    Roberto Cassá y el prócer satanizado

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    Para garantizar mayor respeto y solemnidad al traslado de los restos de Pedro Santana al Panteón Nacional, el presidente Joaquín Balaguer acudió personalmente y pronunció una alocución igualando al caudillo seibano con los padres de la Patria y demás próceres que descansan en el lugar sagrado.

    Las alabanzas (loas) al caudillo quedaron registradas para la posteridad en el decreto número 1383 (25 de octubre de 1975), que dispone el traslado al Panteón de los restos del dictador. Según Balaguer, si el fundador de la Patria, Juan Pablo Duarte, viviera, por su sentido de justicia, él fuera el primero en convenir en que el Panteón Nacional fuese la última morada de Santana.

    El decreto fue emitido en 1975, pero dispone que la exaltación patriótica se haga el 27 de febrero de 1976 (Día de la Independencia). Ese año fue dedicado a venerar la memoria de Duarte. Balaguer alegó que el país estaba «en deuda» con Santana y que lo que estaba haciendo «es un acto de reparación histórica».

    El gobernante fue cínico, burlón, cruel y desafiante con la opinión pública que considera como un insulto juntar los restos del tirano con los de los héroes restauradores e independentistas que persiguió y mató. El dictador causó lágrimas e hizo correr mucha sangre, cuando, no solamente persiguió los patriotas y sus familiares, sino que anexó el país a España: Después que era una República soberana fue convertida en una provincia española, provocando una guerra, con todas las funestas secuelas de una contienda bélica. ¿Cuántos dominicanos y españoles murieron en la Guerra Restauradora?

    Al contrario, Balaguer considera a Santana como uno de los dominicanos más «ilustres» y, por tanto, sus restos deben descansar «en un ambiente de carácter religioso para que reciba el tributo de veneración reservado por la Patria a sus grandes hombres». «…A pesar de su error como anexionista, el general Santana tiene méritos suficientes como soldado y libertador, para que sus despojos mortales descansen junto a los restos de los próceres civiles y militares», dice el decreto.

    Fuente: El decreto nos fue suministrado por los archivos de la Consultoría Jurídica del Poder Ejecutivo.

    Reacción

    Entre las tantas reacciones estuvo la del historiador Franklin Franco, que consideró que con quien se deben juntar los restos de Santana es con los de Balaguer en el cementerio Cristo Redentor. Dijo que ellos tienen en común que sus gobiernos encarcelaron y asesinaron a opositores políticos. Opinó que fue una decisión antihistórica y aberrante y cree que Balaguer lo hizo para ganar notoriedad. «Aquí Santana no solamente persiguió los patriotas en vida sino también desde la tumba», dijo el fenecido historiador, en declaraciones que fueron recogidas por diversos medios de comunicación. «Balaguer era capaz de las cosas más incomprensibles, irracionales, aberrantes e indignas», añade.

    Héroes de la Restauración

    Al publicar el artículo donde el profesor Bosch reivindica a Gaspar Polanco, el Archivo General de la Nación nos remitió un escrito en que el historiador Roberto Cassá igualmente destaca la categoría de patriota del general restaurador. Cassá, director del Archivo de la Nación, escribió el artículo «El prócer satanizado». Está contenido en su obra «Héroes de la Restauración». Sostiene que los enemigos del general Polanco aprovecharon su error de fusilar al presidente Pepillo Salcedo para opacar sus méritos en las guerras de Independencia y Restauración, «…destacándose por su capacidad de reclutar contingentes de campesinos para las campañas bélicas». Explica que a los pocos días de unirse a la Guerra Restauradora fue reconocido como el máximo jefe militar por su capacidad de decisión.