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    Un llamado a Roberto Salcedo

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    Queremos atraer la atención del alcalde Roberto Salcedo y de la Sala Capitular del Ayuntamiento del Distrito Nacional sobre dos problemas. Uno afecta a empleados de la recogida de basura y el otro tiene que ver con el malecón capitaleño.

    Es inexplicable que uno de los ayuntamientos que maneja más recursos en todo el país no tenga vehículos decentes para transportar a sus obreros. El transporte que utiliza el cabildo para trasladar las mujeres que limpian las calles son «camioncitos» Daihatsu, los mismos que usan nuestros agricultores, ganaderos, porcicultores para acarrear plátanos, vacas, cerdos y demás.

    Más grave aún, he visto que a un grupo de mujeres y hombres los amontonan en la «cama» (cabina) de un camión Mitshubishi amarillo de los denominados «volteos». Estos se usan para cargar materiales de construcción y basura (desperdicios).

    Cuando temprano en la mañana me quedo observando estas escenas, hay un detalle que me resulta jocoso: Estos trabajadores con sus anaranjados uniformes de faena van a laborar contentos, cantando, haciendo chistes, ignorando el peligro a que se exponen en ese tipo de transporte. Muy apiñados, se suben hasta en las compuertas de los camiones. En tiempo de lluvia las mujeres se cubren con las mismas fundas que utilizan para recoger la basura.

    Esperamos que antes de que ocurra una desgracia que andemos luego lamentándonos, el síndico y nuestros regidores busquen una solución al problema.

    Robos y atracos

    Para el fin del año pasado (2013) el cabildo y Obras Públicas construyeron unos paseos y otras áreas de esparcimiento familiar en el malecón. Todo estaba bien iluminado.

    Sin embargo, después que pasó diciembre el malecón fue abandonado. Hace cinco meses que está completamente a oscura, como la boca de un lobo. Sólo tienen luz las plazas Juan

    Barón y Güibia

    Por la oscuridad, los robos y atracos se han incrementado en barrios del entorno al malecón y las avenidas George Washington y 30 de Mayo. Las víctimas son transeúntes, la gente que va a caminar y los que quieren aprovechar la oscuridad de la orilla del mar Caribe para tener intimidad con sus novias. Es común ver carros y unidades motorizadas de la Policía pidiéndoles dinero a hombres y mujeres que sorprenden desnudos en sus carros… La «PN» no desperdicia la más mínima oportunidad para buscársela.

    Ojalá que la alcaldía –que ha tenido muchos aciertos– recupere el malecón, pues daba gusto ir allí en diciembre por las banquetas que construyeron, la iluminación y la seguridad que existía.