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Industrialización de la música urbana

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Industrialización de la música urbana

Por: Yarit Ortiz 

Un recorrido por los inicios del género urbano y su evolución

La República Dominicana, isla ubicada en el mismo trayecto del sol tal cual la describió el poeta nacional, Pedro Mir, es también la cuna de diversos géneros musicales como el merengue, la bachata y más recientemente el dembow, compuestos por la güira, guitarra, tambora entre otros instrumentos tropicales y digitales.

La comercialización de la música previo a las redes sociales estaba compuesta por un sistema articulado de posicionamiento del artista a través del puerta a puerta, el pago de “payolas” en las estaciones de radio, el media tour en canales de televisión, seguido del trinomio entre el artista, el manejador y la casa discográfica.

“Yo tuve que confiar en la música que hago, tenía que vender mis propios casetes en el barrio”, Ramón Luis Ayala Rodríguez, conocido artísticamente como Daddy Yankee.

Con la llegada de las aplicaciones de reproducción mp3 y mp4, la música inició su transición hacia la industrialización y democratización tal cual la conocemos hoy; rápida, orgánica y desechable.

La música como el resto de las artes, se mantiene en constante evolución, a la par de los cambios sociales, económicos y políticos de una determinada región, sociedad o nación.

Orígenes del género urbano

Según la Real Academia de la Lengua (RAE), la música es el arte de combinar los sonidos de la voz humana o de los instrumentos, o de unos y otros a la vez, de suerte que produzcan deleite, conmoviendo la sensibilidad.

La música urbana tiene su origen en los años 80, cuando las influencias alternativas llegan a las grandes ciudades de Estados Unidos, creando géneros alternativos como el Hip-Hop.

Mientras que, con una perspectiva que evoca la necesidad de contar historias y reflejar aspectos de la vida poco comunes de abordar, nació un nuevo ritmo en los barrios populares de Puerto Rico y Panamá.

En los años 90 la industria musical dio un giro inesperado en el Caribe, el género reggaeton había tomado las calles como una variante del ritmo producto de distintas fusiones iniciadas por el jamaiquino Bob Marley, seguido de la fuerte incidencia del panameño Renato “El Deni” y más tarde del rapero Edgardo Armando Franco, mejor conocido como El General”; la primera estrella del movimiento naciente en español.

Tiempo después, el promotor y productor puertorriqueño Jorge Oquendo fusionó el merengue dominicano con el hip-hop, dando paso al merengue-rap y alejándose del dancehall jamaiquino, y que poco a poco fue adaptándose a las realidades del caserío.

A ello, se sumaron las influencias latinas, creando los primeros indicios del famoso reguetón de Puerto Rico, y con este su máximo exponente a la fecha, Daddy Yanke, así como otros grandes intérpretes tales como, Vico C, Tego Calderon, Wiso G, Nicky Jam, Dj Playero, Lito & Polaco, Ivy Queen, Wisin y Yandel, Baby Rasta & Gringo, Eddie Dee, entre otros.

Sin embargo, no fue sino hasta 1999 cuando la emisora radial Mix 107.7 FM se convirtió en la estación oficial del género urbano en San Juan de Puerto Rico, dejando atrás la ola de música confiscada por la autoridades por su alto contenido explícito y las vivencias del barrio contadas en cada vuelta del cassette, donde finalmente se consolida el reggaetón como género musical.

Con su entrada en las estaciones radiales, llegaron las combinaciones con elementos electrónicos. Desde sus inicios el género urbano se ha mantenido en una constante transformación producto de las nuevas formas de uso y consumo.

Su influencia paulatina llegó a República Dominicana, dando paso al “Dembow”, un ritmo inconfundible que logró su despegue con el dúo Los Pepe cerca del 2009 y que más adelante atrajo a los jóvenes de los barrios vulnerables.

En este sentido, Joel Martínez (Fido) uno de los fundadores del género en Puerto Rico, concuerda que el crecimiento actual de la música urbana ha puesto el foco en los latinos: “ahora los americanos están viendo lo que está haciendo esta nueva generación y esta nueva música que se está haciendo…creo que sobrepasamos, que su momento era lo que soñábamos y queríamos que pasara con la música urbana”, dijo.

El intérprete de “Una en un millón”, favoreció la acogida del movimiento en los últimos años, en especial las nuevas mezclas, colores y ritmos conforme salen nuevos talentos.

Éxitos como La Gasolina, Papichulo, difíciles de superar como Despacito han cambiado en las últimas décadas el panorama musical no solo en el Caribe sino en el resto del mundo, otorgándole un puesto importante al reggaetón dentro de la cultura popular.

Llegando a ocupar los primeros puestos de reproducción en las plataformas de streaming a nivel mundial y acaparar todas las premiaciones internacionales, tales como Latin Grammy, Premios Juventud y Premios Heat de la Música Latina.

Las redes sociales y plataformas de streaming han cambiado el negocio musical, lo que antes tardaba meses en posicionarse hoy por hoy con tan solo un clip de 15 segundos en una historia de Instagram o un baile en Tiktok puede alcanzar millones de interacciones y servir a su vez de termómetro para los intérpretes del género urbano.

Los artistas crean obras y estas entran a competir entre ellas, el contexto actual brinda la oportunidad al público de escoger cuales han de sobrevivir y cuáles no, basado en ventas de discos, vistas en redes sociales y venta de boletería para espectáculos artísticos.

“Todo esto que está pasando es como un renacer de la industria. Hay tiempo para escuchar lo que tú elijas no lo que te impongan a escuchar”, dijo el productor y manejador artístico David Jiménez.

La sociedad experimenta un nuevo punto de vista respecto a la percepción de los cantantes y productores musicales de parte del público a través de la globalización de la música.

Entender que la música y sus múltiples géneros están en continua evolución nos permite tener un pie en la realidad que se traduce en algunos caso en rápida, orgánica y desechable, es por ello que los invito a continuar leyendo esta serie y nuestra siguiente entrega: La 42 como fenómeno sociocultural.