BRASILIA, Brasil (AP) — El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, transformó el miércoles el bicentenario de la nación en un evento de campaña en varias ciudades, pero no usó sus apariciones para socavar las próximas elecciones como temían sus oponentes.
Bolsonaro, que va detrás del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva en las encuestas antes de la votación del 2 de octubre, atrajo a decenas de miles de simpatizantes a mítines en Brasilia y Río de Janeiro. Las fuerzas armadas realizaron exhibiciones militares en las ciudades, con la presencia del presidente.
Bolsonaro, de extrema derecha, ha llenado su administración con oficiales militares y ha buscado repetidamente su apoyo, más recientemente para poner en duda la confiabilidad del sistema de votación electrónica de la nación, lo que generó temores de que sus discursos en el Día de la Independencia estuvieran llenos de nuevos ataques. El nacionalista de extrema derecha se abstuvo de hacerlo y, en cambio, se centró en los ataques contra da Silva y su Partido de los Trabajadores de izquierda.ANUNCIO PUBLICITARIO
Bolsonaro comparó a da Silva con líderes autocráticos de izquierda en Venezuela y Nicaragua y llamó al expresidente de Brasil “un gángster”.
“Tendremos una administración mucho mejor con nosotros siendo elegidos, con la gracia de Dios”, dijo el presidente en un discurso en Río.
Sus intentos anteriores de sembrar dudas sobre el sistema de votación han generado una preocupación generalizada entre sus oponentes de que pueda seguir los pasos del expresidente estadounidense Donald Trump al rechazar los resultados de las elecciones.
Bolsonaro llegó a la exhibición militar en Brasilia acompañado de al menos uno de los ejecutivos de negocios que presuntamente participó en un grupo de chat privado que incluía comentarios a favor de un posible golpe de Estado y la participación militar en la política, y que está siendo investigado por la Policía Federal por posiblemente financiar anti -Actos democráticos.
La multitud, ataviada de verde y amarillo, coreó contra da Silva, que quiere volver al puesto que ocupó en 2003-2010.
Más tarde, da Silva dijo que nunca había utilizado el Día de la Independencia con fines electorales.
“Brasil necesita mejor suerte. Necesita un gobierno que cuide a la gente. Una persona que habla de armonía, amor, crecimiento económico, industrialización, creación de empleo, aumentos salariales”, dijo da Silva. “Brasil necesita amor, no odio”.
Otros candidatos presidenciales también criticaron el uso electoral de Bolsonaro del bicentenario de la independencia del país, y los líderes del partido han sugerido que llevarán el caso a los tribunales electorales.
Hablando en un mitin después del desfile en Brasilia, Bolsonaro no hizo referencia a la lucha de Brasil por la independencia y, en cambio, se centró en sus logros, mientras que sus seguidores dejaron en claro que venían a apoyar a su candidato.
“Vinimos por la democracia, queremos un país libre, sin corrupción ni robos, queremos un país con elecciones limpias”, dijo el agricultor Marcelo Zanella, de 46 años, quien manejó unos 800 kilómetros (496 millas) desde el estado de Tocantins.
Decenas de miles de manifestantes también se reunieron en el principal bulevar del centro de Sao Paulo. Debido a un aguacero y al hecho de que Bolsonaro no estaba programado para presentarse, la participación aparentemente fue menor que la del año pasado.
Más tarde, Bolsonaro asistió a otra exhibición militar en Río a lo largo de la playa de Copacabana, donde sus partidarios suelen realizar manifestaciones. Involucró saludos de rifle, fuego de cañón, sobrevuelos, paracaidistas y buques de guerra anclados en alta mar. Pronunció su discurso desde un camión con sonido, en la parte trasera del cual una pancarta colgada decía: “ELECCIONES LIMPIAS Y TRANSPARENTES”.
Bolsonaro, excapitán del ejército y legislador durante décadas antes de ganar las elecciones presidenciales de 2018, ha pasado la mayor parte de su primer mandato enfrentándose a los jueces de la Corte Suprema, algunos de los cuales también son altos miembros de la autoridad electoral.
Ha acusado a algunos jueces de paralizar su administración y favorecer a da Silva. Eso ha convertido efectivamente a esas figuras y sus instituciones en enemigos de la base de Bolsonaro.
Cuando Bolsonaro lanzó su candidatura a la reelección el 24 de julio, pidió a sus seguidores una “última” muestra de apoyo el Día de la Independencia.
Carlos Melo, profesor de ciencias políticas en la Universidad Insper de Sao Paulo, dijo que Bolsonaro necesitaba dinamizar su campaña y llegar a los votantes indecisos.
“Necesitaba algo nuevo y no pudo hacerlo. Bolsonaro una vez más solo habló con sus seguidores, de hecho muchos de ellos, y con eso la ventana podría estar cerrándose para que otros votantes se unan a él”, dijo Melo.
Desde que comenzó su campaña, Bolsonaro ha suavizado su tono. En la ciudad sureña de Curitiba la semana pasada, les dijo a sus seguidores que bajaran una pancarta que exigía un golpe militar.
Carlos Ranulfo de Melo, politólogo de la Universidad Federal de Minas Gerais, dijo que esto probablemente refleja una estrategia de campaña para evitar la retórica feroz y, en cambio, centrarse en la mejora de la economía.
“Convenceremos a los que piensan diferente a nosotros, los convenceremos de lo que es mejor para Brasil”, dijo Bolsonaro a la multitud en Brasilia.
El presidente es conocido por sus arrebatos improvisados . En el mitin del Día de la Independencia del año pasado, llevó al país al borde de una crisis institucional al proclamar que ignoraría los fallos de un juez de la Corte Suprema. Más tarde se retractó, diciendo que sus comentarios surgieron en el calor del momento, y la tensión hirviente se redujo a fuego lento.
En ambos discursos en Brasilia y Río, hizo un par de críticas veladas a la Corte Suprema, que provocaron abucheos de la multitud.
