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El delgado límite; amigos si y amigos no

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El delgado límite; amigos si y amigos no
El delgado límite; amigos si y amigos no

El origen etimológico de la palabra «amigo» proviene del latín «amīcus», una derivación del verbo «amare», que en español significa amar. Según la versión en línea del Diccionario de la Real Academia Española (DLRAE), amigo es aquel que «tiene relación de amistad«, definiendo la amistad como el «afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato«. En Proverbios 17:17, la Sagrada Escritura se refiere al amigo de la siguiente manera: «En todo tiempo ama el amigo, y es como un hermano en tiempo de angustia«.

No obstante, desde la antigüedad hasta nuestros tiempos, la historia de la humanidad ha estado minada de traiciones y deslealtades por parte de aquellos que se hacían llamar amigos. Es por esto que cada vez más frases célebres como “¡Dios mío, líbrame de mis amigos! De los enemigos ya me encargo yo”, del filósofo, escritor y abogado francés Voltaire, cobran mayor vigencia y se afianzan en la realidad humana actual.

Winston Churchill, ex primer ministro británico, abogado y escritor, expresó: «Nuestros adversarios están enfrente, nuestros enemigos atrás». Este gran líder político consideraba a los miembros de la oposición en el parlamento solo como adversarios, quienes, según el orden parlamentario, le correspondían sentarse frente a los del oficialismo, mientras que, a sus compañeros de partido, detrás de él, por el ya mencionado orden, los consideraba sus enemigos.

En una entrevista, el expresidente Leonel A. Fernández, refiriéndose a los ataques recibidos de antiguos amigos y compañeros, afirmó: «El que traiciona no es el enemigo, el traidor es el amigo, el amigo es quien traiciona, no el enemigo; el enemigo es enemigo y usted lo tiene a distancia».

De lo anterior se desprende la importancia de distinguir entre amigos, compañeros y conocidos, identificar sus reales intenciones, que se esfuerzan en ocultar o cuál es la finalidad de su supuesta amistad, es decir; ser cauteloso al evaluar las lealtades de las personas que nos rodean. Esta distinción, cuando es soslayada, puede tener consecuencias tan atroces, que podrían incluso poner en peligro la propia existencia.

Recordemos que Judas, un amigo y discípulo de Jesús, que le acompañó durante años en su ministerio, vendió al Maestro por treinta monedas de plata para que este fuere crucificado. En el mismo sentido, Pedro, quien juró jamás abandonarlo, incluso si todos lo hacían, antes de que cantara el gallo, esa noche negó conocerlo tres veces.

En la historia dominicana, Rafael L. Trujillo, uno de los colaboradores más fervientes y protegidos de Horacio Vásquez, participó en un complot que buscaba arrebatar el poder y detener la reelección de Vásquez, quien ya estaba deteriorado y con problemas de salud. Esto fue la génesis de una dictadura sangrienta, represiva y sin parangón en el país, que finalizó con el ajusticiamiento del tirano el 30 de mayo de 1961, con la participación de un grupo de «buenos amigos», compañeros, allegados y beneficiados por el dictador.

No se puede dejar de lado el caso del exalcalde de Santo Domingo Este, Juan de los Santos, abatido a tiros en su despacho de FEDOMU por un amigo de varios años. Trágicamente, la misma suerte corrió Orlando Jorge Mera, al momento de su muerte ministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales, un amigo de toda una vida y colaborador, el señor Fausto Miguel Cruz de la Mota, entró a su oficina y llenó de balas su cuerpo hasta robarle la vida.

Un caso reciente y que aún mantiene a la población consternada es el ocurrido en La Vega con el empresario Fausto Reyes Tejada. Un amigo de nombre Edwin Alberto Holguín Robles, supuestamente mató y ocultó su cadáver en una maleta en el patio de su residencia.

Así las cosas. Sin embargo, es importante destacar que existe la amistad fiel y sincera, que la deslealtad no es una condición intrínseca del ser humano, sino que habita en personas con grandes vacíos existenciales, corazones egoístas, mentes carentes de valores y principios, vidas llenas de avaricia, desbordadas por la vanidad y la codicia. No obstante, la posibilidad de coincidir con personas confiables y leales es sumamente alta.

De la misma manera, es importante cuidar de no situarse en los extremos, y mantener el equilibrio entre la cautela y la apertura en las relaciones personales. Si bien es necesario evaluar y analizar el comportamiento de quienes se nos acercan, también lo es creer en que existe la amistad verdadera y apreciarla correctamente, recordando que el ser humano es un ente social, por consiguiente, no puede aislarse o retraerse de las relaciones interpersonales.