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    ¡La experiencia de un candidato novato!

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    Cuando inicié el activismo político, nunca pensé que ocuparía una función pública, tampoco que iba a estar codeándome con verdaderos diseñadores de estrategias de campañas políticas y mucho menos que me vería envuelto en una aspiración a una candidatura o posición electiva.

    Sin embargo, extrañamente la vida ha hecho conmigo lo que dice el proverbio Chino: «La vida pone a cada uno en su lugar». Sí, así mismo, porque honestamente sin proponérmelo, pero sí contagiado por el entusiasmo de hacerlo, cuando inicio las actividades políticas lo primero que me ocurre es ser invitado a formar parte de un equipo de diseñadores de estrategias y tácticas de campañas a través de los medios de comunicación.

    Eso motivó a que tuviera que escudriñar, hurgar, preguntar todo lo referente a métodos de diseños de campañas políticas; consultando textos de escritores locales, los del Lic. Juan Francisco Melo; Nacionales: Belarminio Ramírez, Sergio Cedeño, conferencias de Pablo Ross, entre otros; en lo que respecta a escritores internacionales, consulté a Ángel Adell, Manuel Alonso, Al Ries, Jack Trou, entre otros.

    Esas teorías conjuntamente con el ejercicio práctico del activismo político, me ha permitido acumular una interesante experiencia como «aspirante a estratega de campaña». Además, a eso le sumo el tratar muy de cerca sobre estos temas con políticos exitosos de La Romana, quienes tienen invictos en campañas electorales, me refiero al Lic. Plutarco Pérez, Dr. Teodoro Ursino Reyes, Dr. Enrique Martínez, entre otros.

    También compartir experiencia con diseñadores y coordinadores de campañas electorales de las tallas del Lic. Manuel Santana, Lic. Miguel Reyna, Víctor De Jesús, Lic. Juan Francisco Melo, Lic. Pedro Denis Del Rosario, Dra. Mary Guillamo, Lic. Daniel Acevedo Santillan, Ing. Mártires Castro, Lic. Ivan Ávila, Dr. Rafael Morla Puello, Lic. Rafael Piccirilo, Lic. Rafael Almeyda, Lic. Agustin Reyna, entre otros.

    Todo ese consomé, más la asesoría del mercadólogo Heriberto Jacob y el haber estudiado Técnicas Puras de Ventas y Mercadeo, en el Instituto de Superación Personal (INSUPER, en el 2000), aportaron para que este mortal asimilara, por lo menos en lo básico, en el diseño de tácticas y estrategias para campañas políticas, atreviéndome a hacer guión para spots políticos, jingles, propagandas, etc.

    Sin embargo, ahora que me ha tocado pararme en la base donde se colocan a quienes he asesorado, es decir, ahora que soy aspirante a ser regidor por el Ayuntamiento de La Romana, me siento como un novato.

    ¡La experiencia del candidato novato!

    Al estar tan entregado en los asuntos del diseño, estructuración formalidad de las campañas políticas; organizando el target, el foco groups, el FODA, etc. Se inobservan detalles primordiales del empirismo o pragmatismo políticos. ¿Cuáles son esos detalles?

    Primero: Que hay que asumir poses al margen de tu formación y principios, yendo o visitando lugares al que nunca antes habías ido.

    Segundo: Que hay que tener un «equipo» de coordinadores que se encargan de ubicar a las personas que pasan por momentos muy difíciles; ya sea económicos, para llevarles compritas o darle sus cien pesitos, etc.; o de salud: para comprarles recetas, pastillitas, etc.

    Tercero: Tener consigo a un fotógrafo y camarógrafo que grabe todas esas obras de «buena voluntad», que como muestra de «vocación de servicios» realiza el tan «noble» candidato, independientemente a que se perpetre la más vil violación a la intimidad y dignidad de esos «desarropados».

    Cuarto: Ubicar a los dirigentes políticos de mayor popularidad, ya sea dentro o fuera del partido, para hacerse fotos o videos junto a ellos.

    Quinto: Hacer una alianza estratégica con el comunicador social más pegado, sin importar el nivel moral del mismo, para hacer un intercambio, ya sea de dinero o de informaciones internas del partido, para que este tenga en su programa las primicias de lo que ocurre dentro de la organización política, sin importar la ética ni el principio de la discreción (para los fines lo que importa es la candidatura no el partido), todo eso con el fin de en dicho programa se exalte su figura por encima, inclusive, que la del fundador de su organización política.

    Sexto: Inundar las redes sociales de sus «actividades», sin importar que se revienten las memorias de los equipos de aquellos que tan gentilmente le han permitido ser parte de sus contactos.

    Séptimo: No afianzarse, aunque haga el aspaviento, a ningún dirigente o equipo específico, ya que debe ser «flexible» para que pueda ir adonde sople los vientos, total. «El fin justifica los medios».

    Octavo: Ya cuando se logre identificar al dirigente de mayor influencia política y de mayor relación con el gobierno, debe saber identificar cuál es el adversario más acérrimo del mismo (pero que sea débil, es decir que no tenga tanto poder) para atacarlo de forma inmisericorde, ya que así se gana la «confianza» y el apoyo del mismo.

    Noveno: Debes dejar a un lado el temor a mentir, por eso es factible elaborar un discurso que logre conectar con las necesidades de la población; es decir, mostrarte como el superhéroe que va a salvar la ciudad y a solucionar todos sus problemas, al margen de que no sea posible resolver algunos de ellos.

    Décimo: No sería táctico mostrarte tal cual eres, en caso de que seas una persona muy directa y franca, pues el político sincero suele ser un fracaso, ya que no aplicaría las técnicas del político al que describen como sagaz e inteligente. Por ejemplo: el del cuento aquel, en donde un candidato que va a una comunidad y dice lo siguiente 

    «He venido hasta aquí para comprometerme a que si ustedes votan por mí le construiré el puente más moderno del país, para que puedan cruzar tranquilamente y seguros el río»… el asistente le dice al oído: «Señor candidato aquí no hay ríos»… ¿Quéee? Y sagazmente reacciona y retoma su discurso diciendo: «Ah, supe que ustedes no tienen ríos, pues les prometo que también traeremos el río hasta aquí, para que puedan utilizar ese moderno puente que le construiré».

    Pues como pudieron ver, le quise mostrar diez puntos del «método pragmático de hacer campaña». Algunos de ellos lo he observado ahora desde mi posición de candidato y otros puntos me lo han sugerido algunos «asesores» de otros candidatos, que aunque ellos nunca han estudiado las técnicas y teorías de las estrategias de campañas políticas, tienen en su carpeta de vida una vastísima experiencia del proselitismo políticos en los barrios; he ahí las razones por lo que son muy bien pagados, hasta con salarios fijos por parte de influyentes incumbentes de los distintos gobiernos.

    En mi caso, a pesar de haber adquirido experiencia en la parte teórica del quehacer político, me he quedado atrás, muy atrás en ese aspecto «practico» de las actividades políticas, pues honestamente y sin ánimo de querer mostrarme como «más papita que el papa», sigo siendo un candidato novato, ya que:

    Primero: Sigo diciendo las cosas como entiendo que son, sin importar a quién o a quiénes tenga que decirlas, naturalmente flexibilizando y aceptando si me demuestran lo contrario.

    Segundo: Sigo creyendo que es aberrante aprovecharse de las necesidades de las personas, mostrando al público, sin pudor algunos, a los infelices que tienen que aceptar como condición a cambio, ser fotografiados para poder ser suplidos de sus carencias.

    Tercero: Sigo viendo los puestos públicos como espacios para hacer las cosas que critico no han hecho, más que como una plataforma para «crecer». Muestra de ello es que tengo casi 11 años siendo el director provincial del Ministerio de Turismo de La Romana, y pocas veces figureo en los medios con tal investidura, a pesar de estar en programas de radio y televisión como comunicador social.

    El fin del presente artículo no es para mostrar la actitud o actuaciones de nadie en específico, sino para compartir con ustedes, a modo de confesión, que a pesar de acumular conocimientos como asesor de candidatos en campañas electorales, ahora, que me he decidido proponerme como regidor, me he encontrado con actuaciones que honestamente nunca recomendé a los candidatos que me han dado la oportunidad de asesorarles y que a pesar de que hasta el momento me he sentido satisfecho, ya que los mismos han ganado, no le oculto a ustedes a que en materia de ese ejercicio «práctico» de la política, al que hago referencia más arriba, en los 10 puntos señalados, sigo siendo y así lo prefiero, ¡Un candidato novato!

    ¡Hasta la próxima!