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    Dios, carta de presentación del exordio político ¿Demagogia o fe?

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    ¡Saludos!, antes de entrar en materia quisiera aclarar que el presente artículo no se centra en el aspecto religioso, ni tampoco procuro criticar la creencia, costumbre o fe, tipificada en una secta o corriente religiosa. No, al contrario, procuro que analicemos hasta dónde tiene respeto por la divinidad y la solemnidad que exige la biblia a la palabra de Dios.

    Tampoco pretendo entablar un debate sobre si quien utiliza la palabra de Dios como introducción, lo hace por fe o por conveniencia, pues al final del escrito usted se forjará su propio juicio al respecto.

    ¿Qué me motivó a escribir sobre este tema?

    Les cuento: El día 12 de marzo del presente 2015, subí a mi muro del Facebook la siguiente frase: «Dios no debe ser una carta de presentación, sino una expresión íntima de fe.

    Guardemos para el consumo del alma nuestras creencias religiosas». Eso motivó a que una amiga que profesa la religión evangélica me respondiera en un tono no muy agradable, acusándome hasta de «atentar contra la libertad de expresión». Sin embargo, debo reconocer que una vez otras personas le explicaron cuál era el mensaje que pretendía enviar, aparentemente lo comprendió, pues no volvió a opinar al respecto.

    Eso motivó a que comparta con ustedes, a través del presente artículo, lo que me indujo a escribir esa frase:
    Ya tengo un tiempecito ejerciendo las actividades políticas, concomitantemente con mi ejercicio como comunicador social. He podido observar, en ambas experiencias, que cada vez que un político va a introducir un discurso, una conversación en público o responde una pregunta en entrevistas, inicia diciendo: «Gracias a Dios», «Dios mediante», Si Dios quiere», etc. Como pueden observar, Dios es el exordio (introducción) de su retórica.

    ¿Es malo eso?

    Yo creo que no, si lo hicieran de corazón. El asunto es que los que más utilizan esa «frase» como introducción, suelen ser personas que muy pocas veces han visitado la iglesia. Que suelen ser señalados como individuos de dudosa reputación. Que su accionar lo retrata como un(a) individuo(a) arrogante y prepotente; en fin, que su manera de conducirse en la sociedad es de cualquier forma, menos la de un(a) creyente.

    En ese sentido, Dios se convierte en el cebo, más que en una expresión de fe. Es la introducción perfecta para conectar con el «Focus Group» o grupo focal, que es un tipo de técnica de estudio empleada en las ciencias sociales y en trabajos comerciales que permite conocer y estudiar las opiniones y actitudes de un público determinado.
    Además utilizan el nombre de Dios como herramienta de «el target», para resetear en la memoria de la sociedad las acciones inescrupulosas que haya cometido.

    Testimonio:

    Yo guardo una desagradable experiencia de un individuo que en su oficina hacía una oración de inicio en la mañana, invitando a un sacerdote amigo de él, y en la tarde a un pastor evangélico para que hiciera un culto de cierre de horario, pero una vez culminaba ese «encuentro divino a través de la oración», cometía acciones contrarias a lo que profesaba en sus oraciones; es uno que siempre inicia sus discursos con Dios (Fragmento de mi libro inédito «Memorias de un funcionario pendejo»).

    Creo que en ese pequeño testimonio hago un retrato para identificar cual es el contexto del presente artículo: Dios, carta de presentación del exordio político,

    ¿Demagogia o fe?

    Razonamiento:

    No quisiera que se descontextualice, pues no con esto quiero crucificar a todo el que toma como inicio de sus palabras a Dios, como «timón» o como guía; sino que lo que pretendo es que aprendamos a determinar quién utiliza a Dios como «tigueraje», «para disfrazarse de oveja, siendo un lobo feroz».
    Pero, aún sea de fe las intenciones de promover a Dios en nuestras palabras, quisiera que reflexionemos sobre lo que indica la biblia en Mateo 6, que dice:

    «5-Y cuando oréis, no seáis como los hipócritas; porque a ellos les gusta ponerse en pie y orar en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos por los hombres. En verdad os digo que ya han recibido su recompensa. 6-Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cuando hayas cerrado la puerta, ora a tu padre que está en secreto, y tu padre, que ve en lo secreto, te recompensará. 7-Y al orar, no uséis repeticiones sin sentido, como los gentiles, porque ellos se imaginan que serán oídos por su palabrería».

    ¡Ya lo ven! hasta las sagradas escrituras concluyen que no se debe tomar a Dios como carta de presentación, sino como una expresión sincera de fe, inscribiendo en sus mandatos que Dios es de consumo interno para el alma y no debe ser utilizado como estrategia para atrapar o persuadir a los que ciertamente son creyentes o como careta que disfrace el rostro de un(a) demonio(a) vestido(a) de Santo(a). ¡Eso dedúzcalo usted!

    ¡Hasta la próxima!