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    No, debajo de la sotana del papa Francisco no se meta Arias Valera

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    Por Humberto Salazar                                           @drhsalazar

    El país fue sorprendido en el día de ayer por el invento del suspendido exjuez Francisco Arias Valera de irse a refugiar en la sede de la Nunciatura Apostólica, equivalente a la embajada de un pequeño país llamado El Vaticano en la República Dominicana, y pedir asilo porque se siente un perseguido político.

    No sabemos que bicho le picó o que tipo malestar de bebida estaba haciendo el acusado exmiembro del Consejo del Poder Judicial, para protagonizar un hecho de naturaleza tal que es increíble pueda realizarlo alguien que hasta hace muy poco tiempo era responsable de impartir justicia en los tribunales de la República.

    Porque dos temas se desprenden en forma inmediata de una acción descabellada e increíble en alguien medianamente educado e informado, primero que al parecer el señor Arias Valera no sabe la diferencia entre un asilo político y uno diplomático.

    Y en segundo lugar, que al tratar de escudarse en nombres de dirigentes del Partido de la Liberación Dominicana para justificar sus actos, su acción aventurera denota una desesperación que es casi un acto de confesión donde se incrimina de los hechos por los que ha sido acusado.

    En el caso de Arias Valera el inició un procedimiento que en derecho internacional se denomina «asilo diplomático», que es la protección que brinda un país en su sede diplomática (consideradas una extensión de su territorio) a aquellas personas cuyas vidas puedan estar en peligro por motivo de persecución política.

    ¿Y donde está la persecución política en el caso de este señor, a quien incluso le fue otorgada la libertad condicional como medida de coerción, después de haber estado algún tiempo en prisión preventiva?

    Todo lo contrario, este señor disfruta de un privilegio que no es otorgado a otros acusados por hechos de menor gravedad de los que se les señala.

    Arias Valera esta acusado de dirigir una red mafiosa dentro del sistema judicial dominicano, donde el era representante de los jueces en el consejo del poder judicial, compuesta por jueces y abogados, que se ponían de acuerdo para, por un pago que se repartía entre todos, otorgar sentencias absolutorias a criminales convictos.

    Nada menos que enviar a las calles a seguir causando daño a la sociedad a individuos acusados de narcotráfico, asesinatos y otros actos graves, para seguir delinquiendo y siendo una amenaza a las personas que tratan de construir sus vidas de modo honrado y honorable.

    Hay que recordar que este exjuez es parte del expediente de la también exjueza Awilda Reyes, a quien se le acusa de recibir de manos de Arias Valera, la suma de RD$350 mil pesos, para dictar una sentencia que ponía en libertad al señor Ericsson de los Santos Solís, acusado de encabezar una banda de sicarios en el municipio de Pedro Brand.

    Pero además, este hecho fue investigado por la Suprema Corte de Justicia, y la acusada confesó el hecho frente al juez presidente de ese tribunal, el más alto del país, por lo que fue traducida a la justicia en una acción que todavía está por determinarse y profundizarse los tribunales de la República.

    Por eso decimos que erró el blanco Arias Valera al quererse meter debajo de la sotana del Papa Francisco gritando persecución política y solicitando asilo diplomático, porque era imposible, y lo increíble es que venga de alguien que fue juez, que el Vaticano aceptara su solicitud cuando por ningún lado el podía demostrar que sufría un acoso político.

    Tratar de embarcar a la dirigencia mas alta del PLD en su caso, fue un intento burdo de agregar un tema que nada tiene que ver con las acusaciones que enfrenta este señor en los tribunales nacionales, y que para nada era sostenible para que su caso fuera tomado en serio ni siquiera como un ruido diplomático por el Estado Vaticano.

    Y aquí si es verdad que Arias Valera se hizo fuera del cajón, porque lo que menos le convenía a su caso fue dar un toque político a lo que no lo tiene, al intentar involucrarse en un mundo que no conoce, inventó situaciones que nunca se dieron y usó nombres que en su vida debió pronunciar.

    No lo quedará más al destituido juez, que soportar la carga mediática que le agregó a su caso por su absurdo intento de asilo de pocas horas en la Nunciatura Apostólica, donde aparentemente fue informado de lo inútil de su intento, y de que no iría con un salvoconducto a tierras italianas lejos de este picante sol caribeño.

    Lo que le espera es dar la cara en los tribunales donde se tendrá que demostrar si es culpable o inocente de las graves acusaciones por las que fue sometido, solo que el conoce perfectamente que ahí no valen las especulaciones ni las mentiras que se inventó para el intento de asilo, si fue un macho para agarrar dinero, como dicen los fiscales, pues que lo sea para responder por lo que hizo y que no busque la falda del Papa para cubrirse.