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    La similitud entre “cúcara mácara” y las encuestas políticas

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    Por Roberto Jiménez                                      @JimenezRobjim3 

    Saludos amigos, sé que el título del presente artículo podría ser asimilado como un “switch” activador del morbo por el momento político en el que estamos, pero ojalá que al final del mismo, sirva como timbre de reflexión para los actores políticos que me otorguen el honor de leerlo.

    Antes de desglosar el tema, quisiera compartir con ustedes el origen de la palabra “cúcara mácara” y también una breve descripción de “encuesta”, para luego entrar en materia en referencia a la similitud de los mismos.

    “CÚCARA MÁCARA”

    Cuando somos niños creamos un mundo mágico y exclusivo; dentro del mismo adoptamos un repertorio de juegos que nos hacen desconectarnos del universo de los adultos. Es a lo que se le llama la “fantasía infantil”. Ahí no debe haber cabida para las cosas concretas de la vida, sino para las que nos represente un interés particular, es decir, es lo que soñamos llevar al plano de nuestra realidad infantil.

    Por eso, aun siendo un infante, sin capacidad de discernir (según los estudiosos de la conducta humana), desarrollamos técnicas de protección a esos intereses personales. Una de esas técnicas es la “cúcara mácara”, un método de “elección” que nos permitía proteger a nuestros amiguitos o aliados de perder la oportunidad de pertenecer a nuestro equipo, ya sea jugando al “detective privado”, “pelota”, “Criquin” o cualquier juego que exigiera la integración de dos o más miembros.

    Pero ¿De dónde proviene el método cúcara mácara? Para ser más certero en mi limitada descripción, compartiré la frase completa, a continuación:

    «De Tin Marín de do pingüé, cúcara mácara, títere fue, es una rima tradicional de elección, un juego infantil para elegir algo o a alguien. No tiene significado, es de autor desconocido, llega a nuestros días trasmitido de boca en boca.

    ¡Así es!, tal como se describe: una rima de elección que por su simpleza y sencilla expresión nos daba la facilidad de elegir a quien en realidad queríamos. Era sencillo, pues simplemente teníamos que alargar la última sílaba y acentuar la última vocal “fueeeé”, moviendo el dedo índice hacia la persona que nos interesaba, para que la vocal “e” recayera sobre él o ella.

    SIMILITUD CON LAS ENCUESTAS POLÍTICAS

    En el caso de las encuestas, que definiéndolas en el contexto real, podemos destacar que es un recurso científico que nos permite determinar las preferencias, actitudes y temores del pueblo, pero que también es una herramienta importante en la elaboración de estrategias para campañas políticas, que nos permite elaborar un plan para mantener o variar la percepción colectiva, sobre un tema o sobre un candidato.

    Como en el aspecto para generar percepción ha sido muy favorable, los partidos políticos la han manipulado, a veces hasta de forma vulgar. Es por eso que ha ido perdiendo efectos de credibilidad ante la población.

    Por lo que el carácter científico que se le dio, desde su creación, a través del aporte hecho a partir del año 1936 por quien se ha considerado el pionero en utilizarla, George Gallup, periodista, matemático y estadístico estadounidense, es actualmente cuestionado.

    Esa manipulación vulgar de una herramienta científicamente importante, ha generado grandes inconvenientes a lo interno de los partidos políticos, ya que bandidos, vestidos de dirigentes políticos, la han estado utilizando como si fuera el método infantil de la “cúcara mácara” para elegir a quienes responden más a sus intereses, que a los intereses de los miembros de la base de la organización. ¡He ahí la similitud entre la cúcara mácara y las encuestas políticas!

    ¡Ya lo ven amigos!, espero que una vez hayan leído el presente escrito pongan sus “barbas en remojo”, para que no les ocurra lo que le acaba de suceder al dirigente político Domingo Jiménez, aspirante a alcalde por Santo Domingo Este, a quien le hicieron CÚCARA MÁCARA, por no aceptar ser «EL TIN MARIN… DEL TÍTERE Y FUE».

    ¡Hasta la próxima!