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    Cuidado con la alianza PLD-PRD

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    Por Nelson Encarnación                           [email protected]

    Una de las peores experiencias de acuerdo electoral en los últimos años ha sido el que en el 2006 unió a los partidos Revolucionario Dominicano y Reformista Social Cristiano en lo que el pueblo bautizó como «alianza rosada».

    Fue un pacto que debió concitar el respaldo mayoritario del electorado por tratarse de la coalición de dos de las tres formaciones mayoritarias del país.

    Sin embargo, no resultó así. Sus resultados fueron contrarios a aquel razonamiento simple del presidente Joaquín Balaguer cuando se formó el Frente Patriótico para apoyar a Leonel Fernández en 1996: «Si las matemáticas no fallan, dos son más que uno».

    La razón de que la alianza rosada no diera frutos en 2006 obedeció a que fue impuesta contracorriente, en muchos casos sacrificando a aspirantes de ambos partidos con un interés legítimo.

    Por ello las matemáticas fallaron y uno resultó más que dos, pues el Partido de la Liberación Dominicana se impuso cómodamente en la mayoría de las provincias y municipios, pasando a controlar el Congreso Nacional desde entonces.

    Con esa experiencia el PLD tiene que actuar con mucho tacto en la coyuntura actual cuando ha ampliado su bloque partidario de los últimos procesos electorales para abrirle espacio al PRD, evitando dejar heridos en sus filas, igual que el pacto PRD-PRSC.

    Se supone que una concertación se basa en ampliar las expectativas electorales de un partido, y en esa dirección se enmarca el acuerdo con el PRD.

    Empero, en el camino han ido surgiendo interrogantes sobre la salud del acuerdo, y, por lo menos frente a algunos dirigentes del PRD, afloran ciertas dudas de si la alianza será beneficiosa en la parte fundamental del venido proceso, es decir, la candidatura del presidente Danilo Medina.

    Me explico:  al parecer en el PRD se mueve una corriente cuya visión es que ese partido debe concentrar sus mayores esfuerzos en apuntalar sus candidaturas locales sin hacer mucho énfasis en la presidencial.

    Entienden que de esa manera el partido blanco pudiera incrementar su propia fuerza, bajo la premisa de que, al final del camino, sería lo suyo cuando cada organización tenga que marcar su rumbo.

    Y parece lógico. El riesgo es que el PRD no podrían reclamar mucho si en su casilla Danilo sólo consigue 100 mil votos.