Cuando era un preadolescente, sentí la necesidad de romper la burbuja de la timidez para lograr ampliar mi círculo de amistad, por eso recurrí a un libro clásico, recomendado para «librarse de la timidez», llamado «Como ganar amigos e influir sobre las personas», del afamado escritor Dale Carnegie.
En ese libro encontré, en cierto modo, lo que necesitaba para tales fines, por ejemplo; en la segunda parte del libro se aborda el título «Seis maneras de agradar a los demás», en esta parte el autor comparte con el lector técnicas para iniciar una conversación con alguien, destacando los subtítulos siguientes: El dos, que dice como causar una buena impresión; el cuatro, de cómo convertirse en un conversador, y el subtítulo cinco que dice como interesarle a la gente.
Como pueden observar, todas son técnicas para socializar. Por tales razones, dicha literatura se convirtió en una importante fuente para ganar amigos y para librarse, en cierto modo, del «frío» en el pecho al momento de abordar a alguien para entablar una conversación, hasta que llegaron las redes sociales.
LAS REDES»SOCIALES»
No creo necesario describirles qué son las redes sociales, pues ya por el uso es conocido por todos(as) el significado de las mismas, por lo que me limitaré simplemente a analizar por qué las redes sociales disocializan.
LA «DISOCIALIZACIÓN» POR EL USO DE LAS REDES
Resulta paradójico, que siendo un medio concebido para ganar «amigos», destaque en el presente escrito que disocializan, pues a continuación comparto las razones que me motivaron a escribir al respecto.
Estoy registrado en las principales redes sociales, dentro de las mismas en tres; Facebook, en donde he llegado a casi cinco mil contactos, que es el tope de lo requerido, sin embargo, en días pasados me encontré con uno de mis «amigos», con quien he entablado largos debates sobre temas políticos, y éste no me reconoció, así me ha ocurrido otras veces y lo he visto en experiencias ajenas.
¿Por qué disocializa? Porque así como conversan ampliamente conmigo a través de las redes, lo hacen con otras personas. He ahí la razón por la que cuando están frente a frente le prestan más atención al mensaje que llega a su «teléfono inteligente», que a la conversación de persona a persona.
En una ocasión entrevistando a la psicóloga, Laura Yamil Ruíz, sobre este tema, le escuché decir: «El uso de las redes sociales desde el celular, crea la nomofobia, que es un miedo irracional a salir de la casa sin el teléfono móvil».
El uso de ese medio de contactos es tan adictivo, que ya esas conversaciones y murmullos que se escuchaban en las salas de esperas han desaparecido. A tal punto, que en muchos centros de salud han dejado de colgar en la pared el tradicional cuadro de la enfermera haciendo señas de silencio, con el dedo índice a los labios, en razón a que los presentes se sumergen tan profundamente en el mundo de la Internet, que hasta olvidan por un momento en el lugar donde están.
Visto todo lo anterior, tengo que confesar que, mientras escribía el presente artículo, sonaba insistentemente la alarma de mi teléfono móvil, por los mensajes llegados a través de Facebook, Whatsaap, Instagram, Twiter y otros, lo que indica que hasta yo he descuidado a «mis amigos» por el afán de escribir para las redes sociales.
¡Hasta la próxima!
